El boom del turismo en la mayor de Las Antillas, favorecido por su ubicación geográfica, centenares de kilómetros de excelentes playas y un entorno natural practicamente virgen, se acompaña en la actualidad con la búsqueda de la salud para varios miles de visitantes cada año.
Junto a los amantes del sol, las blancas arenas y cálidas aguas surgen aquellos que se interesan por combinar sus vacaciones con un programa que les retorne a un estado físico ideal, con el objetivo final de lograr una mejor calidad de vida.
El aval de un excelente sistema de salud, con instituciones diseñadas para cada tratamiento específico, colocan al turismo de salud en la mayor de Las Antillas en condiciones de responder a los clientes más exigentes en cuanto a restablecimiento físico y mental se refiere.
Programas de primera línea y técnicas únicas llevan a los visitantes a instalaciones como el Centro Internacional de Retinosis Pigmentaria, donde se tratan diversas patologías oftalmológicas, o el de Histoterapia Placentaria, especializado en tratamientos dermatológicos y en la cura de ese extendido mal conocido como vitiligo.
Adictos a las drogas y al alcoholismo, muchos de ellos dados por perdidos en sus países de orígen, encuentran en Cuba la solución a sus males, apoyados por un entorno natural agradable y tranquilo, combinado con la esmerada atención personalizada de los profesionales de la isla e instituciones en condiciones de enfrentar los más disímiles padecimientos.
Tratamientos para regular el peso corporal, combatir el estrés, el envejecimiento y la realización de habituales chequeos médicos forman parte de la amplia gama de servicios que reciben los turistas ansiosos por encontrar un nuevo significado a sus vacaciones en esta nación, uno de los principales destinos del Caribe.
Muchas de las ofertas naturales para mejorar la calidad de vida tienen sus antecedentes en el pasado, como el caso del balneario de San Diego de los Baños -en la occidental provincia de Pinar del Río- descubierto de manera accidental por un esclavo varios siglos atrás.
La leyenda señala que el mencionado esclavo, expulsado de su dotación por padecer una extraña enfermedad de la piel, llegó a un sitio donde las aguas cálidas de un río pusieron fin a su mal y llevaron a la localidad a convertirse en un balneario ya en 1700, visitado por personalidades de la ciencia, la cultura y la política de la época.
Pero este sitio encuentra su competencia en el centro de la isla, donde Elguea acompaña los beneficios de sus aguas minero-medicinales con la fangoterapia, esto último para el tratamiento de múltiples padecimientos asociados con las articulaciones y, como novedad, en la cosmetología.
Para disfrutar de las bondades del turismo de salud en Cuba, presente a todo lo largo y ancho del archipiélago, no es imprescindible estar enfermo, basta con querer mejorar la calidad de su vida y ya la isla le pone todo a su disposición. En el mundo moderno, donde la vida transcurre de una manera cada vez más rápida e intensa, una pausa para acercarse a lo natural y espiritual es siempre bien recibida por el hombre, el cual encuentra en ello las condiciones necesarias para restablecer el equilibrio y enfrentar nuevos desafíos.