El ron cubano, con su sello característico e inigualable gusto para quienes lo consumen, ocupa también una posición privilegiada en la variada coctelería que cuenta con esa bebida como pieza clave para las más relevantes mezclas.
El clima de la isla, con predominio de las altas temperaturas buena parte del año, contribuye a la expansión de las más diversas fórmulas vinculadas a ese licor, para atenuar así el calor que recibe el cuerpo cuando se ingiere solo.
El auge de la coctelería cubana llegó a inicios del pasado siglo, vinculado a la época de la Ley Seca en los estados Unidos, cuando miles de turistas de ese país se trasladaban a la isla para disfrutar de las innumerables combinaciones etílicas, muchas de ellas con el genuino ron cubano.
En esa época ya se conocía la popular mezcla conocida como Cuba Libre, vinculada al grito de lucha que lanzaba el Ejercito de Liberación durante la gesta independentista, con una sencilla combinación de ron, cola y limón.
Otro de los populares brebajes cubanos, el Daiquiri, encontró su nacimiento en las minas de igual nombre localizadas en el oriente de la isla de la mano de los ingenieros Pagliuchi y Cox.
Sin embargo, una verdadera avalancha de opciones surgió en los años 20, con mezclas que recibían el nombre de los creadores, de famosos artistas o simplemente del establecimiento donde se preparaban por primera vez.
Para la época en el hotel Sevilla, una de las joyas de la hotelería cubana, nació el Havana Special, una singular combinación de ron, marrasquino y jugo de la piña, también conocida como la reina de las frutas en la mayor de Las Antillas.
A esa variedad el restaurante El Floridita aportó como novedad el Daiquiri Helado, una variante de temperatura más agradable de aquella mezcla aparecida en el oriente cubano, mientras que en ese propio establecimiento surgió el Hemingway Special, vinculado a la personalidad del escritor estadounidense Ernest Hemingway.
En otras de las plazas fuertes de la gastronomía cubana, la mundialmente conocida Bodeguita del Medio, encontró su posición clave el mojito Criollo, bebida favorita de los habitantes de la isla y elemento presente en las actividades protocolares.
Los especialistas en la preparación de los cócteles, proceso devenido en un verdadero arte, cuentan con normativas no escritas y que sin embargo son imprescindibles cumplir para lograr el efecto deseado a la hora de degustar una sabrosa combinación.
Para muchos, el hielo constituye el elemento esencial de la bebida, ya sea en forma de cubitos cuando se trata de elaborar la fórmula a mano o frapé si se emplea la batidora.
Si se utiliza azúcar, los expertos recomiendan su disolución solo en agua, gaseosa o jugos de frutas -nunca en el licor-, y estos últimos deberán emplearse preferiblemente frescos, a fin de que el cóctel pueda absorber los aceites esenciales, además de que el mismo debe servirse apenas este listo.
Hasta la forma de mezclar -suavemente si se emplean licores claros- y de medir los ingredientes determina en la calidad del preparado, como una especie de alquimia cuyo destino final esta en satisfacer el gusto de los miles de personas que prefieren disfrutar del genuino ron cubano en una de sus numerosas combinaciones.