Aire puro, vegetación, quietud y paz caracterizan el verde entorno del Varadero Golf Club, inaugurado de manera oficial hace menos de un año y que sirve de complemento a la oferta de mar y arena que brinda este famoso balneario del occidente cubano.
La instalación, operada por el grupo RUMBOS S.A., vino a completar con un excelente campo de 18 hoyos par 72 los atractivos para el turismo en la mayor de Las Antillas, y llevó a la isla al selecto grupo del golf en el Caribe.
Esa modalidad, mezcla de deporte y descanso, tuvo su origen en Escocia y llegó a nuestro continente de la mano de los ingleses, para quedarse por siempre y echar raíces.
El Varadero Golf Club se erige en las Peñas de San Bernardino, donde antaño el millonario Irenne Du Pont de Nemours instaló un campo de nueve hoyos para su disfrute privado en un área exclusiva de 180 hectáreas, a escasos metros de la línea costera en una de las mejores playas del orbe.
El nuevo centro estuvo diseñado por el arquitecto Les Furber, presidente de la compañía canadiense Golf Desing Services, en una combinación de estilos, entre ellos el clásico, con calles anchas delimitadas por árboles, greens anchos y poco protegidos.
Se observa además el llamado "target golf", con calles estrechas y greens muy protegidos, rodeados de trampas de arena y lagos interiores de agua salada, estos últimos en comunicación directa con el mar, una característica poco vista en el mundo.
La antigua mansión del millonario, bajo el nombre de Xanadú, espera ahora por los visitantes convertida en el Club House, donde se pueden degustar bebidas de las más diversas marcas y procedencias.
Selectos vinos de la isla, franceses, italianos, españoles y chilenos -entre otros- esperan en excelente estado de conservación por la llegada de los interesados en su consumo, en una relación que incluye al Chateau Laroque, Barbaresco, Santa Cristina, Faustino V, Marqués de Arienzo y Crozes Ermitage, por sólo mencionar algunos.
Construida en los años 20, la instalación reúne en sus once baños, igual número de habitaciones, siete balcones, mobiliario y embarcadero privado a un verdadero museo de maderas preciosas, entre las cuales se destacan la caoba, el cedro, jiquí y el sabicú, combinadas con las irrepetibles tonalidades de los mármoles de Cuba, España e Italia.
Para los jugadores, Xanadú es el sitio ideal de reunión y descanso tras una jornada deportiva o del aprendizaje en las cerca de 40 hectáreas de áreas de juego del campo, además de incluir los servicios del Caddie House.
Los atractivos del Varadero Golf Club aumentan con la ubicación a corta distancia de hoteles de primera categoría, como el Meliá Las Américas, Meliá Varadero y Sol Club Palmeras, operados por la cadena española Sol Meliá.
El surgimiento de la nueva instalación coloca a Cuba en el selecto grupo de países que dispone de este servicio como parte de la infraestructura de la industria del ocio, y abre además las puertas para la inclusión de la isla en los circuitos del Caribe.
La competencia es fuerte, unos 40 campos turísticos en México y centros similares en Bahamas, Puerto Rico, Jamaica, República Dominicana, Barbados, Santa Lucía, Islas Vírgenes y Bermudas ofrecen los más variados servicios y peculiaridades en sus terrenos para los amantes de ese deporte.
Sin embargo, la combinación del verde y azul del Varadero Golf Club se abre paso y gana adeptos, tanto en la zona americana como en el viejo continente, con lo cual promete ser un "peso pesado" en esa industria.