Al sur de la provincia de La Habana, separada por unos 100 kilómetros de mar de la mayor ínsula, se encuentra la Isla de la Juventud, sitio vinculado a leyendas, aventuras y tradiciones, mezclado además con una naturaleza única y numerosos atractivos para el turismo.
Su capital, Nueva Gerona, fue fundada en 1830 bajo el nombre de colonia Reina Amalia en honor a la entonces esposa del rey Fernando VII y presenta una preservada arquitectura ecléctica, marcada por singulares detalles del neoclásico.
La historia tiene su espacio en la finca colonial El Abra, sitio donde residió por corto tiempo el Héroe Nacional cubano José Martí y revelado además como un espacio que muestra la vida y costumbres en las haciendas de la época.
En la misma se conservan en perfecto estado la casa principal, la cocina independiente, el granero y la cochera, así como el viejo acueducto que abastecía de agua a la edificación.
En el territorio de la Isla de la Juventud se localizan además algunos familiares de la colonia japonesa que allí se asentó a inicios del siglo XX, considerada la segunda mayor de su tipo en el país.
A su vez, el poblado pesquero de Cocodrilo, conocido antiguamente como Jacksonville, agrupa a descendientes de emigrados de las islas de Gran Caimán y Jamaica, que trajeron a estas tierras sus ritmos caribeños para incorporarlos a la música tradicional.
Para la zona de Punta del Este, en la parte sur de la ínsula, están varias cuevas que muestran singulares exponentes del arte rupestre de los aborígenes cubanos, en especial del grupo conocido como guayabo blanco, de la cultura siboney.
Muchos de los expertos calificaron el lugar como una Capilla Sixtina del arte rupestre del Caribe insular, donde se aprecia un calendario lunar, formado por 56 círculos concéntricos (en rojo y negro) y los nueve planetas del sistema solar.
Restos fosilizados de seres humanos, utensilios y la llamada Cruz Pinera -que señala los cuatro puntos cardinales- también han sido hallados en las investigaciones realizadas en las cavernas.
Desde mediados del pasado siglo, el territorio cuenta con un peculiar jardín botánico llamado la jungla de Jones, creado por un matrimonio de estadounidenses que llegó al lugar en 1902 y considerado como un pequeño ecosistema por los especialistas.
En sus 10 hectáreas se localizan hasta 20 variedades de la especie frutal del mango, 10 de bambú, ocujes, yagrumas, cedros, palmas, aguacate y café se dan la mano en el lugar para conformar una combinación de plantas autóctonas y exóticas en una especie de selva.
Mas de 50 puntos de buceo existen en la zona de Punta Francés, apoyados en la existencia de una barrera coralina de mas de 400 kilómetros y situada entre las mejor conservadas a nivel mundial, todo ello acompañado de una gran diversidad en la fauna marina y los ecosistemas costeros.
Por todo ello, la Isla de la Juventud gana espacio en la gran oferta turística que conforma la mayor de Las Antillas, lista para acoger a una parte de los miles de vacacionistas que cada año llegan a Cuba.