El oriente cubano, rico en atractivos naturales, tradiciones y una amplia historia, cuenta con las opciones suficientes para el desarrollo de la industria turística, pieza clave en la expansión futura de la economía nacional.
En ese concierto de ofertas únicas para el ocio, respaldadas por kilómetros de excelentes playas, azules aguas, una vegetación virgen y exuberante, los recuerdos encuentran lugar en numerosos sitios de la geografía regional.
En la provincia de Las Tunas, uno de los engranajes de la porción oriental de la mayor de Las Antillas, destaca en particular la urbe de Puerto Padre, llamado por muchos la Villa Azul o la Ciudad de Los Molinos.
La mencionada localidad es precisamente el centro del más extenso de los municipios de ese territorio, con unos mil 180 kilómetros cuadrados, y que ya en el siglo XVI figuraba en los mapas del Nuevo Mundo bajo la denominación de Portus Patris.
Diversas leyendas tejen su influencia en torno a ese nombre, pero la mas aceptada esta vinculada a la llegada del almirante Cristóbal Colón a Cuba, cuando en una de las carabelas viajaban -entre otros- un sacerdote y un soldado y ese ultimo se refirió al inigualable paisaje con la referencia de Que puerto, Padre!.
Entre los siglos XVI y XVII, la actividad económica de la zona era escasa y solo posterior a 1800 se levanta el muelle conocido como Embarcadero de Maniabon, para dar lugar hacia 1860 al primer ingenio azucarero del territorio.
Numerosas acciones vinculadas con la gesta independentista cubana dejan su huella en Puerto Padre, en especial con la suave colina que asciende desde el mar hasta el Fuerte de La Loma (34 metros), declarado actualmente Monumento Nacional.
Ya en la primera mitad del siglo XX, Puerto Padre se beneficia con una intensa actividad cultural, marcada por la aparición de mas de 40 periódicos y revistas, entre los cuales se destacan El Localista, El Noticiero, Madrugada y Alborada Villazulina.
No obstante, el primer periódico en la ciudad salió a la luz en 1896 bajo el nombre de El Lagarto, escrito por Oficiales del Ejército Español y que solo duró hasta el 21 de Mayo cuando se trasladó para Gibara.
Asimismo, abrieron sus puertas instituciones de renombre como la librería La Premiere, la imprenta El Cucalambé, la sala cinematográfica, la Banda Municipal de Conciertos, el teatro Aldana -llamado después Rivoli-, unido a piezas escultóricas como la Estatua de la Libertad y el busto dedicado a las madres.
Como elemento de singularidad, en su malecón se encuentra uno de los pocos manantiales de agua dulce de la isla que vierte sus aguas en la orilla del mar, lo cual le otorga un toque de distinción para los visitantes que acuden al lugar.
En la actualidad, Puerto Padre se erige en un sitio envidiable de la geografía oriental cubana, verdadero complemento para el pujante crecimiento de la actividad turística en una de las provincias de la isla que también aspira a jugar un papel de primer orden en la industria del ocio.