El centro histórico de la capital cubana, con numerosas construcciones que recuerdan las diferentes etapas en la evolución de la urbe, constituye una oferta única y muy demandada por los turistas que acuden cada año a la mayor de Las Antillas.
Miles de inmuebles con una historia centenaria, sitios vinculados con la cultura, el comercio, la religión e incluso la gastronomía proliferan en un espacio relativamente pequeño, para el deleite de los visitantes que apuestan por conocer la principal urbe de la mayor de Las Antillas.
Según los expertos, cerca de 140 de las edificaciones localizadas en el centro histórico de la capital cuentan con un origen que se remonta a los siglos XVI y XVII, otras 200 al XVIII y más de 460 al XIX, conformando así una mezcla plena de atractivos para los gustos más exigentes.
En ese entorno, Habaguanex S.A. -perteneciente a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana- asumió el rescate de establecimientos dedicados con anterioridad al hospedaje de personalidades y vacacionistas, hasta devolverles incluso su imagen de antaño.
Entre esos inmuebles recuperados para la industria del ocio esta el hotel Park View, considerado durante la primera mitad del pasado siglo como uno de los más exclusivos de La Habana y caracterizado por su estilo americano, modernidad y precios económicos.
El mencionado hospedaje data de 1928, propiedad de los hermanos Ecomides -de origen griego-, quienes contaban además entre sus bienes con el Cafe Zaserac, detrás del hotel Inglaterra.
El Park View fue uno de los primeros hoteles que operó con capital estadounidense, además de beneficiarse de la estabilidad que le otorgaba el periódico arribo de norteamericanos de clase media, lo cual le valió ser comparado con clásicos del hospedaje como el Vedado, Bristol y Plaza.
Para los visitantes están disponibles 55 habitaciones, equipadas con todas las facilidades que reclama la modernidad para el turismo, a lo cual se suma la oferta gastronómica de un restaurante de 50 plazas, especializado en la cocina internacional y criolla, unido a un lobby bar que brinda cocteleria cubana y alimentos ligeros.
El entorno y la ubicación siempre fue el principal gancho a explotar en la comercialización del hotel, preferido por numerosas personalidades de la época gracias a su privacidad y acogedor ambiente, en especial con sitios como el bar Coctel Launge y el Roof Garden.
Diversas versiones vinculadas con la historia del inmueble apuntan a una posible relación del hotel con la mafia estadounidense, además de contar entre sus clientes habituales a representantes de la burguesía cubana de la época.
El Hotel Park View también se apoya en la existencia de vecinos privilegiados en la capital, como el Museo Nacional de Bellas Artes, el famoso Paseo del Prado y las instalaciones del antiguo Palacio Presidencial.
Tras un minucioso trabajo de reconstrucción, necesario para devolverle su imagen tradicional, el establecimiento reabrió sus puertas a inicios del 2002, listo para acoger a quienes prefieren la isla para el descanso.