La Península de Guanacahabibes, en la provincia de Pinar del Río -la mas occidental de la isla-, se erige como una plaza fuerte para la práctica del ecoturismo, respaldada por una riqueza natural inigualable gracias a su excelente estado de conservación.
El Parque Nacional de igual nombre, ubicado en esa zona, constituye además la reserva forestal más grande del país, separada del resto del territorio por un istmo donde se hallan las llanuras de arenas blancas y la zona lacustre mayor de Cuba.
En un espacio relativamente reducido se contabilizan unos 100 lagos, así como los yacimientos de arena sílice más puros -con un índice del 99,8 por ciento- y mayores del país.
El mencionado territorio, convertido por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en Reserva de la Biosfera desde 1987, fue además el último refugio de los aborígenes del occidente de la Isla, que huían de la embestida de los conquistadores españoles.
La oferta para los amantes de la modalidad del ecoturismo contempla recorridos por los senderos temáticos "Cueva las Perlas", "Bosque al Mar", "Guanacahabibes antes de Colón", y excursiones al Cabo de San Antonio y a las comunidades locales, representativas de la población de la zona.
Las perspectivas de desarrollo consideran la incorporación de opciones como los senderos "La Majagua" y "Hoyo del Palmar", excursión a la "Comunidad El Valle", "Por una agricultura ecológica" y puntos de observación de aves en Cabo Corrientes, La Bajada, el Bosque, Hoyo del Palmar y el Herbazal de Ciénaga.
El proyecto incluye el fomento de criaderos de animales, dedicados a especies domesticas y silvestres, donde los vacacionistas podrán conocer los hábitos alimentarios, de reproducción y vida en general.
A los visitantes que apuestan por recorrer el lugar les sorprende la diversidad de paisajes y ecosistemas, con bosques siempre verdes y varias categorías de costas -desde acantiladas hasta playas arenosas-, complementadas con su vegetación característica.
En sentido general, Guanahacabibes es una llanura baja con abundancia de cavidades subterráneas, como la Cueva de la Barca, de gran potencial espeleológica, unido a surgideros de agua dulce en el mar.
El sitio, conocido por sus escasos pobladores como "El Cabo", atrapa a los vacacionistas con sus paisajes únicos a lo largo de unos 50 kilómetros.
Las medidas de conservación en el territorio se reflejan en la abundancia de especies animales, como las jutías, perros jíbaros (salvajes), venados y ganado montaraz, unido a las iguanas y cangrejos en las franjas costeras.
Como signo peculiar del potencial de la zona para el turismo de naturaleza, los expertos destacan que cuatro de las siete especies de tortugas marinas que existen en el planeta sobreviven en la Península de Guanahacabibes, gracias a los programas de protección aplicados por las autoridades.
Por todo esto, el extremo más occidental de Cuba cuenta con los atributos necesarios para convertirse en plaza fuerte del ecoturismo en el país caribeño.