La Ciénaga de Zapata, integrada en el Gran Parque Natural de Montemar, constituye una de las opciones turísticas de mayor atractivo en la occidental provincia de Matanzas, además de ser el paraíso por excelencia para los amantes de la ecología.
Playas de azules aguas, bosques exóticos, ríos, lagos, cavernas inundadas, piscinas naturales, zonas vírgenes y sabanas típicas de ciénaga se suman para brindar refugio al 30 por ciento de la fauna autóctona de la mayor de Las Antillas.
Entre las especies destacan 171 de aves, de las cuales 18 son endémicas del territorio, convertido en una de las zonas más ricas de la isla para el turismo ecológico.
Los especialistas destacan en la zona la presencia de una variedad de cocodrilo única en Cuba, además del manatí, considerado una de las joyas de la fauna nacional.
El centro geográfico de la zona está en Playa Larga, con sus 400 metros de aguas cálidas, excelentes arenas, fondos cubiertos de corales y varios senderos naturales para el pleno disfrute de una naturaleza practicamente vírgen, con el Centro Internacional de Observación de Aves.
Completan los atractivos las Salinas de Bidos, donde en invierno los naturalistas pueden observar hasta 165 especies de aves, ademas de la Cueva de los Peces, la mayor inundada del archipiélago, sitio ideal para el espeleobuceo.
Uno de los mayores criaderos de cododrilos del país y la región del Caribe se localiza en la Ciénaga de Zapata, con cerca de 15 mil ejemplares de estos animales.
En una laguna natural, ideal para la pesca y paseos en botes, 12 pequeñas islas comunicadas por un sistema de canales y puentes acogen al centro turístico de Guamá, único de su tipo en el Caribe por su tipo de construcción aborígen.
En esa instalación, el trabajo de la famosa escultora Rita Longa llevó a escala natural una réplica de una aldea de taínos, primeros habitantes de la mayor de Las Antillas, con sus pobladores en plenas funciones cotidianas y con apariencia de haber sido sorprendidos por el tiempo en sus faenas.
La cuidadosa explotación de los recursos del territorio, en busca de preservar al máximo el entorno natural y los refugios de flora y fauna, convierten a la Ciénaga de Zapata en un verdadero paraíso para los ecologistas.