La industria turística de la Mayor de Las Antillas, con destinos tradicionales como Varadero, Holguín, Trinidad y Santiago de Cuba, se apoya además en las oportunidades que ofrecen los numerosos islotes que integran el archipiélago cubano.
Al sur de la isla grande se localiza uno de esos sitios bajo el nombre de Cayo Largo del Sur, dedicados en exclusiva al ocio, con 24 kilómetros de excelentes playas cubanas, blancas y finas arenas, lo cual evita su calentamiento excesivo.
Ese último beneficio esta dado por el origen químico de las arenas, que además constituyen un terreno ideal para la recreación al aire libre y la practica de los deportes náuticos.
En el panorama de Cayo Largo del Sur destacan varias hermosas playas cubanas, entre ellas la llamada Sirena, considerada como la más hermosa de aguas más tranquilas, con una ubicación que la protege de vientos y oleajes.
Lindamar es otra de las ofertas naturales para los amantes del mar, pequeña, acogedora y privada, con la peculiaridad de estar ubicada en una zona de la costa en forma de concha y enmarcada por rocas blancas.
Sin embargo, la más extensa del islote es Playa Blanca, con peñones que rodean el mar y forman apartados recodos, los que a su vez crean la ilusión de estar viviendo realmente en una isla totalmente desierta.
Playa Luna -de aguas tranquilas y arenas que descienden en una pendiente submarina- y Playa Cocos, esta última llamada así por los arboles de esa especie que le aportan sombra, se integran al inigualable entorno de Cayo Largo.
Por último, en este conjunto de playas cubanas esta la llamada Tortugas, que precisamente tiene como principal atractivo el hecho de ser el lugar elegido por centenares de quelonios para desovar en sus apacibles arenas.
El nombre de ese destino, ubicado al extremo este del archipiélago de Los Canarreos, responde a su forma alargada, lo cual se complementa con una historia cuyo origen se remonta a la época de los aborígenes, pues en esa porción de tierra se localizaron restos pertenecientes a la cultura Siboney.
Cayo Largo del Sur fue también hacia 1494 punto de recorrido para el almirante Cristóbal Colon en su segundo viaje a Cuba, unido a su vínculo con numerosos corsarios y piratas que operaban antaño en las extensas aguas del mar Caribe. En el islote la naturaleza muestra un elevado grado de conservación, dotada de barreras coralinas y con el complemento de cayos vecinos donde se desarrollan numerosas especies de la flora y fauna, entre ellas iguanas, pelícanos y tortugas.
Apoyados en la belleza de los mares que rodean al islote, los visitantes disponen de las facilidades necesarias para el buceo, a lo cual se añaden diversos programas de excursiones por los atractivos naturales de la zona.
La práctica del deporte también tiene su espacio en el destino mencionado, tanto las modalidades náuticas como de tierra, para lo cual disponen de facilidades como canchas de tenis y voleibol.