La mayor de Las Antillas, privilegiada por su posición en el Caribe y a la entrada del Golfo de México, constituye un destino turístico por excelencia para los amantes del sol y el mar, con centenares de kilómetros de playas vírgenes.
Las ofertas tradicionales para el ocio se complementan con los tesoros propios de la isla, pues Cuba es también una plaza fuerte de las tradiciones, cultura y sobre todo de la naturaleza.
En esa última modalidad se incluyen sitios como San José del Lago, una especie de mito de la naturaleza ubicado en la región central del país caribeño, distante 350 kilómetros de La Habana y a pocos minutos de la urbe de Sancti Spiritus, ideal para el disfrute de momentos de intimidad.
Los atractivos del lugar se completan con las aguas de un cristalino lago, encargado de aportar la frescura y el encanto que buscan los que acuden a disfrutar del exuberante entorno y descansar del bullicio de la ciudad.
Cabañas rústicas y las propias habitaciones de la villa - 30 cuartos en total - ofrecen facilidades de alojamiento a los vacacionistas, a lo cual se añaden los servicios de un restaurante especializado en comida cubana e internacional, piscinas, sala de juegos, centro nocturno y gimnasio.
San José del Lago es también una opción para mejorar la calidad de vida gracias a sus aguas termales minero-medicinales y tratamientos de medicina tradicional -acupuntura y digitopuntura-, fangoterapia y consultas de psicología.
Las aguas del lugar se mantienen durante todo el año a una temperatura de 33 grados centígrados, además de tener como características el ser diuréticas y de rápida absorción, circulación y eliminación por el organismo humano.
Con todos esos fármacos que brinda la naturaleza, los visitantes disponen de alternativas de probada efectividad para enfrenar padecimientos del sistema nervioso, osteomioarticulares y dermatológicos, entre otros.
La villa de San José del Lago es también punto de partida para numerosas excursiones, en un programa único de ecoturismo que se apoya en recorridos por ríos, ferrocarriles, áreas protegidas y ofertas para la práctica del senderismo.
En especial, destacan los paseos por el río Jatibonico y el Parque Nacional Caguanes, este último con el atractivo adicional de disfrutar de la Bahía de Buena Vista y una decena de cayos de piedras cálcicas, convertidos en hábitat de numerosas especies de aves propias de la isla.
En la arteria fluvial los visitantes cuentan con la opción de un refrescante baño en sus aguas, rodeados de un hermoso paisaje y acompañados con un almuerzo campestre, además de conocer las leyendas del lugar.
Mientras, la historia de la industria azucarera en Cuba llega por intermedio de visitas a los interiores de una fábrica dedicada a la elaboración del dulce, así como el paseo en ferrocarril con el empleo de una añeja locomotora de más de 100 años de trabajo, oportunidad que permite conocer el proceso de obtención de ese producto.