El sistema cubano de salud, elemento esencial en el desarrollo social del país, incluye de manera progresiva los métodos y tratamientos más novedosos con vistas a enfrentar los efectos de diversas dolencias.
La medicina tradicional avanza de conjunto con las tecnologías de última generación, en una combinación que apunta al objetivo único de elevar la calidad de vida de la población.
En Cuba está también el empleo de las llamadas toxinas de origen natural, entre ellas la llamada Escozul, que se obtiene a partir del escorpión azul, cuyo nombre científico es Rhopaluris junceus y en la isla es conocido comúnmente como alacrán.
Las investigaciones realizadas hasta la fecha sobre el producto muestran que posee determinadas propiedades analgésicas, antinflamatorias y antitumorales, con un impacto positivo en más del 90 por ciento de los pacientes tratados con ese preparado.
La toxina se extrae en condiciones de laboratorio con técnicas complejas, para posteriormente someterse a un procesamiento que garantiza su pureza y posterior mezcla en las dosis adecuadas.
En la etapa de pesquisas, el Escozul muestra su efectividad en un amplio espectro de dolencias, con los resultados más satisfactorios en casos de cáncer de pulmón, colon, vías digestivas y próstata, unido a su efecto preventivo en varios casos.
Su utilización también se estudia en casos de artrosis, diabetes, asma, hepatitis, inflamaciones pélvicas, cirrosis hepática, artrosis y displasias mamarias.
Los avances de la salud en la isla la colocan en la primera línea de las técnicas de trasplantes de órganos humanos, con una experiencia donde se contabilizan más de 100 intervenciones del corazón,
Para las operaciones quirúrgicas de alta complejidad, el país cuenta con especialistas apoyados de una tecnología avanzada que se distinguen por su ética y humanismo.
Programas de primera línea y técnicas únicas llevan a los visitantes a instalaciones donde se tratan diversas patologías oftalmológicas, o bien con técnicas dedicadas a procedimientos dermatológicos y en la cura de ese extendido mal conocido como vitíligo.
Adictos a las drogas y al alcoholismo, muchos de ellos dados por perdidos en sus países de origen, encuentran en Cuba la solución a sus males, apoyados por un entorno natural agradable y tranquilo que contribuye a la curación.
A lo anterior se añade la esmerada atención personalizada de los profesionales de la isla e instituciones en condiciones de enfrentar los más disímiles padecimientos.
En el sistema cubano de salud, instituciones especializadas asumen el tratamiento del mal de Parkinson, además de acoger a pacientes con afecciones que comprometen la calidad del movimiento y aquejados de enfermedades degenerativas del sistema nervioso central.
Al respecto, los servicios de neurología en la isla tienen experiencia también en la realización de diversos procedimientos quirúrgicos, con intervenciones en trastornos del movimiento y con un elevado índice de eficacia y tolerancia.