La presencia de la religión Yoruba en Cuba, con una historia de casi cinco siglos, constituye un elemento que complementa las tradiciones culturales de la isla y añade nuevos atractivos para la actividad turística en la época contemporánea.
El tesoro natural de la mayor de Las Antillas se completa con aquellas creencias religiosas que llegaron con los esclavos traídos desde Africa por los colonizadores españoles y fueron transmitidas de generación en generación hasta nuestros días.
Para los seguidores de esa manifestación, Olorun – dueño de los cielos – es la fuente del Ashe, aquella energía espiritual de la que se compone el universo, todo lo vivo y todas las cosas materiales.
Su vínculo con el mundo y la humanidad en general ocurre mediante emisarios conocidos como Orishas – dioses de esa religión – que se reflejan con sus características humanas y aquellos elementos que los distinguen, entre ellos los colores, música, animales, preferencias en alimentos y bebidas.
Precisamente, los Orishas gobiernan cada una de las fuerzas de la naturaleza y los diversos aspectos de la vida humana, además de acudir en ayuda de sus seguidores para guiarlos a una mejor vida material y espiritual.
Asimismo, son vistos por los seguidores como guardianes e intérpretes del destino universal e incluso algunos fueron humanos en el pasado, con una vida extraordinaria que les permitió llego a la condición espiritual de dioses.
Por lo general, los Orishas son venerados de diversas formas, entre ellas rituales, música, comidas especiales y oraciones, ofreciendo a cambio ayuda y consejo en todas las esferas de la vida.
Entre las categorías de la religión Yoruba están además los Egungun, representados en los ancestros de cada familia y objeto de veneración en sus propios altares comunitarios, pues en muchas ocasiones son vistos como los espíritus de las personas ya fallecidas.
En la composición destacan además los seres humanos, donde se incluyen tanto los vivos como aquellos que están por nacer, y tienen especial importancia pues solo ellos pueden llevar a la práctica las intenciones y deseos de los Orishas.
La religión Yoruba también menciona a plantas y animales, dependientes de los humanos y necesarios a la vez para estos como fuentes de alimentación, sacrificio y curación.
Además, se incluyen otras cosas, entre ellas piedras, nubes, ríos y metales, mencionados como especie de seres con voluntad, poder e intención, en tanto los astros constituyen la residencia de los Orishas, los Egungun y Olorun.
La comunicación entre los dioses y los humanos se establece mediante ritos, rezos, la adivinación u ofrendas, a lo cual se añaden canciones y ritmos que permiten interactuar con los Orishas.
Todos esos elementos revelan la existencia de un importante tesoro cultural y religioso en la mayor de Las Antillas, convertido en centro de interés para nacionales y extranjeros que visitan el país.