El archipiélago cubano, preferido en su condición de destino turístico por miles de vacacionistas que acuden cada año a la región del Caribe, apoya sus atractivos en la riqueza natural y cultural, acompañada de tradiciones con una historia de más de cinco siglos.
Como parte de los tesoros de la isla resalta la religiosidad popular, en la cual se integran las enseñanzas llegadas al país de la mano de los esclavos traídos por los colonizadores españoles desde el lejano continente africano.
De esa forma, en la incipiente estructura social consolidó posiciones la presencia de aquellos procedentes de la tribu de los Yorubas, que aportaron las enseñanzas de su religión y en especial sus dioses, presentados bajo el nombre de Orishas.
En la evolución de la isla, los esclavos identificaron a sus deidades con los santos del catolicismo, lo cual es interpretado por los especialistas como el surgimiento de una especie de sincretismo religioso conocido como Santería.
Para esa manifestación, la vida de cada persona está supervisada por un santo específico u Orisha, el cual toma parte activa en ese proceso, con lo cual se refleja como una mezcla de creencias católicas y africanas.
Los ritos de la Santería están controlados por sacerdotes masculinos llamados babalawos, consultados periódicamente para pedirles consejos ante determinadas situaciones, solicitar la cura de enfermedades o buscar protección.
Las ofrendas consisten en comidas, frutas, tabaco, ron y hierbas que se colocan ante un pequeño altar en la casa del babalawo, en el marco de una gran diversidad de rituales donde se incluyen los sacrificios de algunas especies de animales.
Aunque las figuras de los santos católicos que se adoran en los altares representan a los Orishas, el verdadero poder de estos reside en los collares de cuentas de colores, pues se cree que las piedras guardan el espíritu de las deidades.
A los iniciados se entregan por lo general cinco collares, los cuales pertenecen a Elegguá, Obatalá, Shangó, Yemayá y Oshún, y además aportan protección contra el mal.
Al igual que la religión católica, la Yoruba tiene una serie de mandamientos que deben cumplir todos los creyentes y practicantes, conocidos como las 16 Leyes de Ifá, cuyo origen se atribuye a pronunciamientos de Orunmila, el Orisha de la sabiduría y la adivinación.
Entre las normas mencionadas está no decir lo que no se sabe, evitar ritos que se desconocen, no llevar personas por vías falsas, ser humilde, mantener los instrumentos sagrados limpios, respetar a los más débiles y a las leyes morales.
Completan los mandamientos el de evitar la traición a un amigo, respetar las jerarquías y a los mayores, no revelar secretos, no pretender ser sabio cuando en realidad no lo eres y ser humilde.
La presencia de generaciones descendientes de los primeros africanos que pisaron suelo cubano trae hasta la época actual toda la riqueza de la religión Yoruba, verdadero tesoro de la sociedad que atrae la atención de los visitantes.