La presencia de esclavos llegados del continente negro a la mayor de Las Antillas, como parte de un proceso que se extendió por casi 400 años, dejó un amplio legado cultural presente en nuestros días con las más diversas manifestaciones.
El flagelo de la esclavitud en Cuba, surgido de la política colonizadora de explotar a los pueblos de Africa como fuente de mano de obra barata y fácil de sustituir, aportó además una profunda huella en el proceso de formación de la sociedad nacional.
Centenares de sitios en la geografía de la isla recuerdan a cada momento a miles de hombres, mujeres y niños, arrancados a la fuerza de sus hogares para nunca más volver.
Comidas, costumbres, danzas, música, el propio lenguaje y el singular componente religioso están en el legado que llega a las nuevas generaciones procedente de remotas regiones.
Precisamente, el elemento de la religión aporta una riqueza única gracias a la abundancia de elementos espirituales y un diverso litúrgico pleno de dioses llamados orichas.
El elemento común está en la existencia de un amplio panteón de esas deidades, las cuales simbolizan la mayoría de las áreas y esferas que directa o indirectamente inciden sobre el accionar de los hombres.
En esa coyuntura destaca el aporte del llamado Museo de los Orichas, localizado en la capital cubana y que acoge a tres decenas de estatuas de tamaño natural que representan a esos símbolos de la religiosidad Yoruba.
Copia fiel de las existentes en distintos santuarios de Nigeria, fueron realizadas por el escultor Lázaro Valdés e instaladas precisamente en la sede de la Asociación Cultural Yoruba de Cuba.
Unido a la posibilidad de apreciar en todo su esplendor a las deidades, brinda asimismo oportunidades para que sus asociados, especialistas y público en general visiten las galerías.
Asimismo, está a disposición de todos una biblioteca, a lo cual se añaden salas para la impartición de cursos diversos, talleres y conferencia especializadas.
Con esas acciones, Cuba apoya el desarrollo del proyecto de la Ruta del Esclavo en el país, bajo la idea de crear programas dedicados a divulgar la realidad de ese fenómeno y su influencia social.
Como objetivo clave está en mostrar al mundo este fenómeno, estudiar sus causas, modalidades de ejecución, desarrollo y consecuencias, así como valorar su impacto y propiciar la salvaguarda de algunos elementos que testimonien la huella africana en nuestras tierras.
Los expertos recordaron que con ese paso la mayor de Las Antillas convierte en la práctica una propuesta de organismos internacionales que ya sirvió de incentivo para la creación de la Ruta Maya en Centroamérica y de la Seda, en Asia.