El fenómeno de la esclavitud, vinculado estrechamente a la época colonial y la necesidad de mano de obra barata, tiene además en Cuba una relación con el desarrollo dinámico de la industria azucarera.
La actividad se sustentó en la utilización de esclavos traídos de Africa, explotados duramente en condiciones infrahumanas por hacendados que solo buscaban el enriquecimiento propio a toda costa.
Por ello, miles de personas – hombres, mujeres y niños – fueron arrancados a la fuerza de sus casas y trasladados hacia la isla, donde se vieron sometidos al designio de los colonizadores.
Sin embargo, también dejaron su aporte en la formación de la nacionalidad cubana, al traer consigo sus costumbres, tradiciones, cantos y danzas, acompañados de la religiosidad propia de la cultura africana.
En ese sentido, la geografía cubana cuenta por doquier con recuerdos de esa época, muchos de ellos preservados en una extensa red de instalaciones en todo el país.
Precisamente, en Trinidad – una de las siete primeras villas fundadas por los españoles en Cuba – destaca el Museo Municipal, con una abarcadora muestra que permite conocer la historia de la localidad.
La instalación, depósito de la rica historia de la ciudad, está localizada en una vieja mansión colonial llamada el Palacio Cantero, fiel guardián de importantes tesoros.
Entre sus colecciones se encuentran piezas arqueológicas aborígenes, elementos de la época del comercio de esclavos y la industria azucarera, así como exponentes de las guerras de independencia y otros momentos significativos de la cultura, sociedad y economía.
Trinidad es el municipio del país que posee el mayor número de museos por cantidad de habitantes en Cuba, y las cinco instituciones de este tipo más importantes se encuentran en el centro histórico de la villa, Patrimonio de la Humanidad.
El Palacio Cantero es una de las instalaciones más interesantes de la localidad, construido entre 1827 y 1830, a sólo 50 metros de la Plaza Mayor.
El inmueble dispone de una escala grandiosa y magníficas pinturas murales de estilo neoclásico, realizadas por artistas italianos y de la propia localidad.
Desde 1980, en sus salas son exhibidas las ricas colecciones que expresan el extraordinario devenir histórico del territorio y atesora el desarrollo de la ciudad a través de armas, mobiliario, artes y documentos.
Cuenta con un amplio patio interior, torre mirador y todos los detalles del desarrollo azucarero de la zona en esa época.
Trinidad combina características de los siglos XVIII y XIX, y los primeros años del XX, por lo cual los recorridos por sus empedradas calles llevan a descubrir artísticos balcones, rejas trabajadas, escalinatas y fachadas multicolores de las casas.
En su estructura, cuenta con una preciosa Plaza Mayor, que en su centro acoge a una estatua de la musa Terpsícore, dispuesta a brindar inspiración danzaria a las sensibilidades más sutiles, unido a los atractivos que brindan la iglesia de la Santísima Trinidad.