El oriente cubano, territorio donde la esclavitud también dejó sus huellas, es conocido por sus tradiciones de lucha, atractivos históricos y la ubicación de las primeras villas fundadas en el país, unido al desarrollo de una economía respaldada por el trabajo forzado.
La llegada de mano de obra barata, arrancada de sus hogares, se erigió como un elemento característico de la región, donde además se localiza uno de los centros de la espiritualidad de los pobladores de la isla.
Hacia 1540, la búsqueda de oro en la actual provincia de Santiago de Cuba llevó al hallazgo accidental de un yacimiento de cobre que figura como uno de los más antiguos del continente americano.
Por supuesto, la explotación del mineral estuvo acompañada de la presencia esclava, que llegó con sus costumbres y tradiciones, transmitidas de generación en generación hasta nuestros días.
Sin embargo, la presencia del cobre – que dio origen a un poblado de igual nombre – no fue suficiente para elevar esa localidad a la categoría de sitio mundialmente reconocido, lo cual solo se logró con la ubicación allí de la Patrona de Cuba.
La Virgen de la Caridad, apellidada de El Cobre por tener su santuario en ese centro urbano, se colocó casi de inmediato entre las preferencias religiosas de los cubanos, al representar en el culto sincrético afrocubano a Ochún, símbolo de la feminidad, las aguas dulces y la alegría.
Varias leyendas sobre la aparición de la virgen – casi 400 años atrás – contribuyen al atractivo de esa figura entre creyentes, pobladores y visitantes en general, estos últimos procedentes en buena medida del creciente turismo que recibe el archipiélago de las más diversas regiones del mundo.
Una de las versiones está relacionada con un cacique (líder de las comunidades indígenas) aborigen que asistía al combate acompañado de la deidad.
Empero, la más extendida y creíble asegura que fue encontrada por tres jóvenes (dos aborígenes y un esclavo negro) en medio de una tormenta en el mar, colocada sobre una tabla que flotaba y con una leyenda donde figuraba el nombre de Virgen de la Caridad.
Diversas ubicaciones tuvo en los años de su existencia, desde una ermita, la capilla del hospital, una parroquia y el actual santuario, edificado hacia 1927.
La vida del poblado, además de la limitada actividad minera, está relacionada estrechamente con el culto a la Patrona de Cuba, coronada en enero de 1998 por Su Santidad el Papa Juan Pablo II, con un ambiente característico de un lugar destinado al peregrinaje.
El templo, con una arquitectura sobria, cuenta con una nave central dominada por hermosos vitrales alegóricos a la figura de la Virgen, todo ello complementado con un altar labrado en plata maciza y valiosos objetos ornamentales.
Las numerosas ofrendas figuran como testigos mudos en la Capilla de los Milagros, en una relación que va desde juguetes, joyas, cartas, fotos, premios diversos e incluso medallas de la más variada procedencia.
La propia imagen de la Santa Virgen, colocada en su Camarín, descansa rodeada de flores y esencias, con el niño Jesús en su brazo izquierdo y una cruz en el derecho, en una espera paciente a los fieles que acuden a rendirle tributo y esperan de ella el cumplimiento de las promesas formuladas.