La provincia de Holguín, en la porción oriental del archipiélago, surge como uno de los destinos de más dinámica expansión en la industria cubana del ocio, apoyada en su riqueza natural inigualable y la profusión de sitios únicos para el descanso.
En esa mezcla de atractivos destaca en especial la costa norte de ese territorio, donde se encuentra Bariay, punto donde tocó tierra cubana el almirante Cristóbal Colón en su búsqueda de una nueva ruta a Las Indias.
La historia de la época cuenta que la vista del magnífico entorno natural -con playas vírgenes y una vegetación exuberante- llevó a sus labios el calificativo de "La tierra más hermosa que ojos humanos han visto".
A unos 800 kilómetros al noroeste de la Habana, Holguín ofrece un espectacular abanico de posibilidades para encontrarse con la historia, la naturaleza, la belleza y el disfrute.
En esa provincia se localizan hasta 14 ciudades importantes, entre las cuales se destacan Banes -considerada la capital arqueológica de Cuba- y Gibara, esta última doblemente atractiva por el excelente estado de conservación de su arquitectura colonial ibérica.
Para el turismo, están disponibles ocho zonas de playas, varios cayos, parques naturales y centros de opciones extrahoteleras, con especial destaque de sitios como Guardalavaca, Estero Ciego, Esmeralda y Don Lino, por solo citar algunos.
Mientras, entre los amantes del ecoturismo resaltan los atractivos singulares de las zonas cercanas a Sierra Cristal, donde se localizan exponentes únicos de la flora cubana como palmas, cocoteros, frutas tropicales, helechos y árboles de maderas preciosas.
Mientras, los practicantes del inmersionismo cuentan con la opción única del Tanque Azul de Caletones, una caverna inundada que tiene además la peculiaridad de encontrarse dentro de la ruta más importante de aves migratorias de la región.
Los programas de descanso permiten además descubrir por mar sitios caribeños de la costa norte cubana, con altos valores naturales, culturales e históricos, en itinerarios que llegan hasta el museo arqueológico y la aldea taína de Chorro de Maíta, así como Gibara, ciudad de pescadores y con una arquitectura colonial bien conservada.
El atardecer en la costa norte aporta una formula única y peculiar donde contrasta el progresivo predominio del verde de la vegetación sobre el azul del mar.
Valles y cerros se combinan con una vegetación única y una fauna que muestra al ave nacional Tocororo, acompañada de pájaros carpinteros, cotorras, cateyes, guacamayos, jutías congas e incluso caballos salvajes.
Asimismo, muestra un entorno cargado de diversidad y bellezas naturales, con la mayor bahía de bolsa del país y los Pinares de Mayarí, hábitat por excelencia de una verdadera reliquia mundial: el carpintero real, mientras en los ríos de la provincia aún nada el manatí.
Cayo Saetía complementa la oferta con un coto único de caza, verdadero rincón de animales protegidos, donde el viajero se tropieza a cada paso con venados, jabalíes, búfalos, avestruces, pavos reales y toros salvajes, entre otros exponentes de la fauna.