El archipiélago cubano, integrado por decenas de islotes y cayos de las más diversas características, cuenta con una amplia gama de opciones para la recreación y el ocio en estrecho vínculo con la naturaleza.
Muchos de esos sitios, de escaso contacto con el hombre, muestran en todo su esplendor playas vírgenes de transparentes aguas y arenas blancas, unido a un entorno en perfecto estado de conservación.
En el occidente cubano destaca Cayo Levisa, en la costa norte de la provincia de Pinar del Río y al cual se accede por mar desde el embarcadero de Palma Rubia, en una travesía que se extiende por unos 30 minutos.
Tres kilómetros de excelentes playas y 23 sitios dedicados a la práctica del buceo hacen de Cayo Levisa una excelente plaza para los amantes del inmersionismo, gracias además a la transparencia de sus aguas y la existencia de una de las mayores barreras coralinas del mundo.
Mientras, en el oriente cubano – en especial el polo turístico de Holguín – se localiza Cayo Saetía a la entrada de la Bahía de Nipe, considerado el mayor coto de caza del país y con amplia existencia de las más variadas especies.
En sus 42 kilómetros cuadrados de extensión, el islote muestra más de la mitad del territorio poblada de bosques, lo cual sirve a su vez de abrigo a una fauna diversa, con venados de cola blanca, cebras y antílopes.
Bajo una concepción de Parque Natural, Cayo Saetía mantiene una virginidad no invadida por la mano del hombre y que permite la conservación hasta nuestros días de la flora y la fauna originales.
Asimismo, en el norte de la oriental provincia cubana de Ciego de Avila se localiza el que es considerado hoy como uno de los destinos de más dinámico crecimiento en el sector turístico del país y que responde al nombre colonial de Jardines del Rey.
Según la leyenda, precisamente la exuberante naturaleza de cayos como Coco, Guillermo y Paredón Grande llevó al adelantado Diego Velázquez a nombrar ese lugar en homenaje al monarca español Fernando El Católico.
El principal de ellos, Cayo Coco, ocupa la cuarta posición en extensión en el archipiélago cubano, con un área de 370 kilómetros cuadrados y el atractivo adicional que ofrecen 22 kilómetros de excelentes playas, complementadas con una vegetación de manglares y cocoteros.
La estrategia de expansión del turismo va más allá de la llamada isla grande, al dirigir la mirada hacia los territorios que se integran en la Cayería Norte, con varios kilómetros de excelentes playas y un entorno prácticamente virgen.
Un camino sobre el mar – llamado pedraplén – de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace entre la mayor ínsula del archipiélago cubano y los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.
Además, está Cayo Largo del Sur, uno de esos peculiares sitios dedicados en exclusiva al ocio, con 24 kilómetros de excelentes playas, blancas y finas arenas, lo cual evita su calentamiento excesivo.
Para los vacacionistas están dispuestas las playas Sirena, con poco más de dos kilómetros de extensión, Lindamar – curva como una concha –, Paraíso y Los Cocos, esta última llamada así por la existencia de árboles de ese fruto.
El nombre de ese destino, ubicado al extremo este del archipiélago de Los Canarreos, responde a su forma alargada, lo cual se complementa con una historia cuyo origen se remonta a la época de los aborígenes, pues en esa porción de tierra se localizaron restos pertenecientes a la cultura Siboney.