La mayor de Las Antillas, con una gran diversidad de atractivos naturales en su territorio, cuenta en la porción más occidental con las propuestas únicas que ofrece la provincia de Pinar del Río.
El mencionado territorio, también conocido como la zona del mejor tabaco del planeta, cuenta con tesoros de singular belleza como el Valle de Viñales – Paisaje Cultural que figura como Patrimonio de la Humanidad.
Grandes pilares de rocas de caprichosas formas nombrados mogotes aportan un toque especial al valle y uno de ellos, el Dos Hermanas, tiene pintado en una de sus laderas el Mural de la Prehistoria, que representa la evolución de los seres vivos.
Otro de los puntos de interés para los vacacionistas está en los sistemas cavernarios localizados en el territorio, los mayores del país, entre los cuales destaca la cueva de Santo Tomás, con una longitud de 45 kilómetros que la convierten además en la tercera de América Latina.
Para muchos entendidos, el hecho de haber comenzado la colonización del archipiélago cubano por el oriente del país dejó a este territorio como una de las últimas opciones para los españoles, lo cual le ha permitido conservar hasta nuestros días una flora y fauna endémicas en su mayor parte.
La huella de los primeros pobladores de Cuba se encuentra en la península de Guanahacabibes, el extremo más occidental de la isla, y llamada así por las tribus que antaño se asentaron en esa zona, hoy convertida en reserva de la biosfera y refugio seguro para las más variadas especies de animales.
Para aquellos que simplemente apuestan por las playas, Pinar del Río oferta la exclusividad de Cayo Jutía, enlazado con tierra firme mediante un pedraplén que facilita el acceso a sitios paradisiacos de arena y agua.
Más cerca de la capital, Soroa – conocida también como el arcoiris de Cuba – presenta una imagen única con un hermoso salto de agua de 22 metros de altura que constituye una invitación a refrescar en cualquier época del año.
Una de las elevaciones que rodean a ese sitio, denominadas mogotes por la forma redondeada de su cima, sirve a la vez de mirador, con una vista singular que permite contemplar paisajes de belleza incomparable, con numerosas aves y plantas, muchas de ellas endémicas de la zona.
Pero el más conocido atractivo de ese sitio está en el orquideario, punto obligado para todos los turistas que visitan la provincia, con especies de esas flores procedentes de todas partes del mundo.
El orquideario de esa localidad occidental es el mayor del país y posee en sus 35 mil metros cuadrados más de 20 mil plantas de 700 especies, al tiempo que cuenta con miles de ejemplares de helechos y arbolados que lo convierten en un singular sitio de la sierra del Rosario, reserva mundial de la biosfera.
Asimismo, la península de Guanahacabibes se erige como una plaza fuerte para la práctica del ecoturismo, respaldada por una riqueza natural inigualable gracias a su excelente estado de conservación.
El Parque Nacional de igual nombre, ubicado en esa zona, constituye además la reserva forestal más grande del país, separada del resto del territorio por un istmo donde se hallan las llanuras de arenas blancas y la zona lacustre mayor de Cuba.
El mencionado territorio, convertido por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en Reserva de la Biosfera desde 1987, fue además el último refugio de los aborígenes del occidente de la Isla, que huían de la embestida de los conquistadores españoles.