La región central de Cuba, con varios de los primeros asentamientos poblacionales fundados por los españoles en la isla, muestra en su entorno elementos claves que llaman al descanso y la recreación en contacto con los tesoros de la naturaleza y la cultura.
En ese sentido destaca la provincia de Sancti Spiritus, cuya capital encierra valores arquitectónicos, históricos, tradiciones culturales y bellezas naturales, en una combinación atractiva y singular.
Tres estilos constructivos coinciden en la zona colonial de la ciudad, donde se contabilizan más de mil edificaciones con valor arquitectónico a partir de la mampostería y el adobe tradicional.
En este propio territorio se localiza la antigua villa de la Trinidad, tercera de su tipo en el país – fundada en 1514 – y con el atractivo adicional de ser uno de los sitios mejor conservados del continente en cuanto a arquitectura colonial.
Sin embargo, la atención de los visitantes a esa pequeña urbe se dirige tradicionalmente hacia la solitaria figura de la Torre Iznaga, erigida en la primera mitad del siglo XIX como una atalaya con fines utilitarios.
Asimismo, resalta por sus características la provincia de Villa Clara, donde la estrategia de expansión del turismo dirige la mirada hacia los territorios que se integran en la Cayería Norte, con varios kilómetros de excelentes playas y un entorno prácticamente virgen.
Un camino sobre el mar sirve de enlace entre la mayor ínsula del archipiélago cubano y los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.
La propia naturaleza creó las condiciones para el ocio, al disponer una barrera coralina que permite atenuar en las playas la fuerza de los vientos y evitar además las incomodas marejadas, con lo cual queda listo un escenario único para acoger a miles de vacacionistas cada año.
Al sur de la ciudad de Santa Clara, capital de la provincia, se encuentra el Area Protegida Cubanacán, verdadero paraíso natural y refugio de anfibios, reptiles, mamíferos y aves, donde destacan 10 especies que conforman la lista de grupos endémicos del país.
Ocupando parte de la región se localiza el Macizo Montañoso Escambray, pleno de grandes pendientes, sinuosos caminos y la persistencia de áreas boscosas, además de servir de trinchera para las últimas bandadas de cotorras que se ven en la provincia.
En Villa Clara se localiza también el lago Hanabanilla, único con características intramontanas del país y alimentado por tres afluentes (ríos Negro, Hanabanilla y Guanayara), plaza ideal para los amantes de la naturaleza.
Más allá de las playas, la riqueza de la flora y la fauna, la región cuenta con el toque singular proveniente de San Juan de los Remedios, octava villa fundada por los colonizadores españoles en la isla, allá por el siglo XVI.
En la arquitectura del corazón de la villa abundan los amplios portales libres con forma de corredores, amplios ventanales, rejas de hierro forjado y grandes aleros apoyados sobre peculiares ménsulas de madera.
Con esas propuestas, la industria cubana del ocio ratifica el hecho de que en la isla la actividad turística va más allá de las tradicionales opciones de sol y playa.