La riqueza natural de Cuba, presente por doquier en sus extensas zonas de playas únicas, vegetación exuberante y sitios apenas tocados por el hombre, constituye un incentivo único para los amantes del entorno.
La posición geográfica del archipiélago cubano, apoyada en un clima tropical, ha permitido reunir en un espacio de unos 100 mil kilómetros cuadrados las más diversas especies animales y vegetales.
Por doquier se encuentran lugares con características propias, entre los cuales destaca la península de Zapata, en la occidental provincia de Matanzas, considerada por los especialistas como uno de los mayores humedales del Caribe insular.
Con unos cinco mil kilómetros cuadrados de bosques, ciénagas, lagunas y canales de aguas claras, reúne en sus límites a más de 900 especies de plantas autóctonas – de ellas 115 endémicas de Cuba –, unido a la existencia de hasta 160 variedades de aves, 12 de mamíferos, anfibios y reptiles, en especial el cocodrilo.
Depredador feroz, cuenta con una fama muy similar a la del león – el llamado rey de la selva –, aunque su presencia en la isla se limita a hábitat restringidos donde los visitantes pueden apreciar en toda su magnitud (y sin peligro alguno) las distintas etapas de la vida de esa especie.
En el país caribeño se encuentran ejemplares del llamado Rhombifer, endémico de Cuba, el cual se caracteriza por un cuerpo macizo y la piel gruesa y rugosa, para mostrar así un animal poco agraciado a la vista.
La legislación cubana, elaborada para preservar la existencia de esa peculiar pieza de la fauna nacional, prohíbe la caza y venta de la carne y piel – esta última muy demandada en la industria del calzado –, y solo bajo un estricto control se autorizó la comercialización del Rhombifer.
Más allá de la fauna, en la zona se localizan playas de azules aguas, bosques exóticos, ríos, lagos, cavernas inundadas, piscinas naturales, zonas vírgenes y sabanas típicas de ciénaga.
La Ciénaga de Zapata cuenta con la Laguna del Tesoro, embalse natural de agua dulce de 900 hectáreas de espejo y cuatro metros de profundidad donde vive la trucha dorada, especie codiciada por los aficionados a la pesca.
El lugar es además plaza fuerte para el turismo en la isla, con programas que vinculan las más diversas ofertas de ocio a las modalidades de naturaleza, ecoturismo y aventuras.
Completan los atractivos las Salinas de Bidos, donde en invierno los naturalistas pueden observar hasta 165 especies de aves, además de la Cueva de los Peces, la mayor inundada del archipiélago, sitio ideal para el espeleobuceo.
Para el ecoturismo están los Senderos La Salina y Santo Tomás, muy demandados por los turistas interesados en la observación de aves, tanto las especies migratorias como las endémicas de la isla.
Por ello, la península de Zapata se erige en un verdadero paraíso donde se combinan las propuestas de naturaleza con una fauna única imposible de ignorar por sus atractivos.