La capital cubana, principal destino turístico de la mayor de Las Antillas, encuentra en su centro histórico a un tesoro inigualable que sirve además de excelente complemento a la industria del ocio al acoger cada año a miles de visitantes.
Centenares de inmuebles de los más diversos estilos arquitectónicos, señal de la evolución de la sociedad cubana, conforman un patrimonio único que favorece el conocimiento de la evolución histórica de la ciudad.
Más de 30 mil inmuebles con esas características se localizan en un área de 240 hectáreas, en edificaciones que van desde fortalezas de la época española hasta iglesias, museos, establecimientos de servicios, e incluso escuelas, centros de salud y de alojamiento para el turismo.
La política en materia de turismo establece el rescate de instalaciones emblemáticas para su transformación en hoteles de pequeño formato, destinados a acoger a los vacacionistas que prefieren el contacto directo con el bullicio de la centenaria urbe.
El elemento novedoso de esos establecimientos, gestionados por la compañía Habaguanex S.A., está en la recuperación de los inmuebles con absoluto respeto al estilo arquitectónico de épocas anteriores y a la vez complementadas con todas las facilidades que demanda el turismo.
Una de las opciones es el Hotel Raquel, con 25 confortables habitaciones dobles, climatizadas y de lujoso diseño, distribuidas en tres niveles y bajo el dominio de una admirable línea decorativa.
Según entendidos, su nombre bíblico y algunos de sus espacios – el lobby bar Lejaim, el restaurante Jardín del Edén y la boutique Bezalel – constituyen una evocación alegórica a la cultura hebrea en la isla.
Mientras, Los Frailes se presenta como una fórmula ganadora para el ocio, donde se conjugan elementos históricos, culturales y turísticos.
Diseñado al estilo de un monasterio medieval, encierra el sugerente atractivo de 22 habitaciones climatizadas (de ellas cuatro con la categoría de minisuites), y un pequeño bar-cafetería que recuerda a un mesón de la época.
Más allá del recinto, el establecimiento se beneficia de su ubicación en las cercanías de la llamada Plaza Vieja, una de las cinco pioneras de la capital cubana y sede del famoso Mercado de la Reina Cristina.
Por su parte, el hotel Palacio O'Farrill, de categoría cuatro estrellas, dispone de 38 habitaciones – 35 del tipo estándar y tres junior suite – y las facilidades para el ocio, distribuidas en tres plantas, donde cada una de ellas lleva en su decoración el estilo de un siglo, el XVIII para el piso bajo, XIX en el segundo y XX para el tercero.
Entre los más pequeños está El Comendador, el cual se localiza en la antigua vivienda de Don Pedro Regalado Pedroso y Pedroso, quien fuera Prefecto de la Orden de Carlos III en la isla.
Los trabajos de reparación capital a que fue sometido llevaron al nacimiento de 14 confortables habitaciones (suites, sencillas y dobles), y un acogedor estilo constructivo colonial donde la antigüedad se combina con las facilidades que aporta la modernidad (climatización, cajas de seguridad).
Otra de las selectas instalaciones es el Palacio de San Miguel, con una atractiva propuesta para los amantes de la cultura y la intimidad.
Una posición envidiable lo sitúa a escasos metros del mar, con un paisaje urbano que integra en un todo a las fortalezas coloniales del antiguo sistema defensivo de la ciudad con el pintoresco espectáculo de los vendedores de artesanía.