La mayor de Las Antillas, convertida en uno de los destinos turísticos de más dinámico crecimiento en el Caribe, cuenta con centenares de kilómetros de excelentes playas, aguas transparentes y cálidas para deleite de los vacacionistas que apuestan por el archipiélago cubano.
Una naturaleza plena de atractivos, valores patrimoniales por doquier, cultura e historia se añaden para conformar de esa forma una oferta inigualable de ocio donde se incorpora también la gastronomía.
El propio desarrollo de más de cinco siglos de la sociedad cubana está reflejado en las innumerables opciones culinarias que representan aquellos elementos incorporados a las tradiciones propias del país.
A los platos característicos de la cocina criolla se añaden variantes llegadas del viejo continente, como son las de la comida española, francesa o italiana.
Asimismo, desde Asia y el Medio Oriente están presentes sugerencias aportadas por la gastronomía china, japonesa, coreana, árabe e hindú, por solo mencionar algunas de las que pueden encontrarse en restaurantes y cafeterías del país.
También destaca la existencia de lugares únicos como la Terraza de Cojímar, bar-restaurante a orillas de las aguas del Mar Caribe vinculado al premio Nobel de Literatura Ernest Hemingway.
La presencia de Hemingway y sus acompañantes habituales llega hasta nuestros días con los tragos Don Gregorio y el Daiquirí Hemingway, imprescindibles acompañantes de una de las mejores cartas de comidas marinas para degustar en el país.
La fama también acompaña a la Bodeguita del Medio, centro que es considerado como una especie de meca del cerdo asado y la más típica oferta culinaria cubana.
La B del M se encuentra a unos pasos de la Plaza de La Catedral, (Empedrado 207), un sitio sumamente visitado por turistas y entre sus ofertas más conocidas esta el Mojito, trago a partir de ron cubano ligero, hierba buena, limón, hielo y azúcar.
Allí se sirve, sobre todo, el cerdo asado, arroz moro (elaborado con frijoles negros) y cerveza fría (ideal para el cálido clima cubano), pero lo que se lleva las palmas de la popularidad son los "chicharrones", piel de cerdo frita y crujiente, muy demandada para acompañar un buen trago.
En la capital destaca además el Restaurante 1830, ubicado en el extremo oeste del malecón habanero, en un inmueble cuya historia se remonta al siglo XIX
Con una capacidad total de 200 plazas, el Restaurante 1830 dispone de ofertas especializadas en los diversos salones con que cuenta, capaces de convertirse en reservados para las ocasiones más significativas.
Los servicios se benefician de una amplia oferta de licores de marcas famosas a nivel internacional, así como vinos, bombones finos y el añadido final de un habano de primera calidad para completar una buena cena.
Mientras, en el popular barrio chino de La Habana – elemento que marca la presencia de la emigración desde esa nación asiática a la isla – numerosos establecimientos colocan a los visitantes en condiciones de conocer la amplia variedad de propuestas de la cocina de esa región.
Unido a todo ello, también se encuentran opciones culinarias características de la modernidad europea, para de esa forma responder a los requerimientos de los vacacionistas procedentes del llamado viejo continente.