El archipiélago cubano, destino turístico por excelencia en la región del Caribe, concentra en su geografía espacios y propuestas únicas para el ocio apoyado en la diversidad de su naturaleza, cultura y tradiciones.
Unido a la existencia de una naturaleza exuberante, en perfecto estado de conservación y con facilidades para la práctica de modalidades como el senderismo y el turismo ecológico, la isla suma una infraestructura orientada a la protección del potencial histórico y cultural.
Elementos de arquitectura y costumbres se mezclan esa dirección, lo cual apunta al diseño de opciones que responden al interés de los miles de visitantes que llegan cada año al país.
El centro histórico de La Habana, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, acoge a más de 100 edificaciones cuyo origen se remonta a los siglos XVI y XVII, mientras otras 200 van hasta el XVIII.
El segundo sitio urbano de ese tipo en dimensiones del país está en Camagüey – antigua Santa María del Puerto del Príncipe –, también llamada la ciudad de los tinajones por la abundancia de esos enormes recipientes de barro cocido, utilizados para la conservación de agua.
Mientras, en la provincia de Granma se encuentra el 48 por ciento de todos los sitios históricos del archipiélago cubano, con su ciudad cabecera –Bayamo – en calidad de Monumento Nacional y capital de la República en Armas al inicio de la guerra de independencia de 1868.
A su vez, Santiago de Cuba atesora recuerdos de más de 480 años, con un sistema defensivo que es considerado como el mayor exponente de la ingeniería militar renacentista europea en el Caribe, integrado por el Castillo de San Pedro de La Roca, el de La Estrella y la batería de La Socapa.
Cuba impulsa también programas de descanso que vinculan las actividades propias del ocio con sistemas dirigidos a mejorar las condiciones de salud de los vacacionistas.
De esa forma, el turismo se combina con tratamientos dirigidos a mejorar la calidad de vida, para lo cual se incluyen procedimientos como la talasoterapia, apoyados en el hecho de que el país está rodeado de mares.
Unido a ello, fusiones de razas y costumbres dieron lugar en Cuba a una cultura única que muestra rasgos africanos, aborígenes, chinos, franceses y por supuesto españoles, todo en una especie de mezcla inigualable y de enorme riqueza a la vez.
Ciudades con abundantes exponentes de la arquitectura colonial – en perfecto estado de conservación –, hoteles vinculados a la actividad de la plástica, sitios patrimoniales y un amplio calendario de celebraciones y festividades conforman la oferta para la industria turística del país.
Las propuestas de descanso incorporan una oferta gastronómica marcada por la extensa variedad de platos, que van desde la cocina internacional – incluyendo la de países como China, Japón, Italia y España – hasta los tradicionales de la isla.