El desarrollo de la economía cubana, con su reflejo directo en la sociedad, muestra una verdadera mezcla de modernidad e historia que también encuentra su impacto en los miles de vehículos que transitan por las calles de la isla.
La aparición en el mundo de los primeros coches con motor también tuvo repercusión en la mayor de Las Antillas, considerada un importante atractivo para empresarios y hombres de negocios que la tomaban como punto de partida de sus transacciones comerciales.
Por supuesto, la imagen de los mencionados magnates incluía un medio de transporte acorde con su figura y ello llevó a las adoquinadas calles de la capital cubana a aquellos primeros automóviles que aterraban a todos con su impresionante velocidad para la época.
En el decursar del siglo XX, los viales capitalinos -en especial el Malecón habanero- sirvieron de sede a tradicionales carreras de autos, acompañadas de espectaculares y trágicos accidentes y de hechos vinculados con la historia del proceso independentista de la isla.
Precisamente en ese último entorno se enmarca el secuestro por un grupo de revolucionarios del argentino Juan Manuel Fangio, campeón mundial de automovilismo, quien viajó a la isla para tomar parte en uno de esos eventos.
En el largo camino de la historia del transporte automotor en la mayor de Las Antillas queda hoy en día la huella de miles de vehículos en sus calles, muchos con más de 60 años en sus espaldas, y que se muestran ante los transeúntes -nacionales y foráneos- en todo su esplendor.
Ese es uno de los misterios con los cuales se tropiezan los visitantes extranjeros al arribar al país, pues casi nadie se explica el milagro de aquellos conductores y propietarios para mantener en sus condiciones originales a autos cuyas partes ya no se fabrican.
La realidad es simple, los dueños atienden a sus coches como una especie de criatura, les brindan los cuidados más estrictos y reaccionan ante cualquier anomalía, todo ello válido para conservar un patrimonio que ya ocupa su lugar en la historia cubana.
Incluso para el turismo, junto a los modernos autos de las más diversas firmas de renombre mundial, operan entidades como la división de autos antiguos Grand Car, cuyos integrantes pueden verse en los hoteles, atentos y orgullosos de su aval a la espera de los clientes.
La vida moderna impone su ritmo, cada vez en mayor cantidad vehículos de reconocidas marcas -Mercedes Benz, Nissan, Hyundai, BMW, Audi, Citroen y Toyota, entre otras- se observan en los viales del país, en concordancia con las necesidades del turismo y de la economía nacional.
Sin embargo, los autos clásicos conservan sus posiciones y como parte de los programas para destacar sus cualidades se organizan desfiles periódicos y ya en varias ocasiones una especie de carrera que enlaza a La Habana con el balneario de Varadero.
En otro de los casos, entidades vinculadas a la industria del ocio organizan clubes de coches antiguos, a la manera de incorporar un centenario atractivo adicional y de segura aceptación a la oferta para los turistas que apuestan por el descanso en la mayor de Las Antillas.