La actividad turística en la mayor de Las Antillas, considerada entre las más dinámicas de la economía nacional, se sustenta en la existencia de un importante potencial histórico, cultural y natural para el ocio.
Decenas de kilómetros de excelentes playas, clima tropical y sitios apenas tocados por la mano del hombre se combinan con valores patrimoniales de la más diversa índole, para conformar así propuestas únicas de recreación.
Balnearios como Varadero, Santa Lucía, Guardalavaca, las playas del este de la capital y la cayería de Ciego de Avila son solo algunas de las opciones a disposición de los amantes de las cálidas aguas de mar.
Asimismo, en la zona central de la isla la cayería al norte de Villa Clara aporta las 24 cabañas de Villa Las Brujas – en el islote de igual nombre –, con una amplia franja de arena de casi dos kilómetros de playa.
La construcción de una vía sobre el mar – conocida como pedraplén – incorporó a la actividad turística a Cayo Santa María (13 kilómetros de largo y dos de ancho), con potencialidades para el buceo y actividades náuticas.
Unido a las tradicionales ofertas para el ocio, la isla suma las opciones que se orientan a mejorar la calidad de vida de los vacacionistas.
En efecto, Cuba combina la recreación y el ocio con tratamientos dirigidos a mejorar la calidad de vida, para lo cual se incluyen procedimientos como la talasoterapia, apoyada precisamente en el hecho de que el país está rodeado de mares.
Esa modalidad muestra la utilización simultánea del medio marino – aire, agua y clima – con otros recursos naturales como lodos, arenas y algas, todo ello con fines terapéuticos.
La geografía cubana cuenta además con la existencia en varias partes del territorio nacional de sitios únicos por la riqueza de sus aguas termales y las propiedades terapéuticas de las mismas.
Propuestas de ese tipo se localizan en San José del Lago (provincia de Sancti Spíritus), con aguas caracterizadas por ser diuréticas y de rápida absorción, circulación y eliminación por el organismo humano.
Mientras, en la más occidental de las provincias cubanas, Pinar del Río, está San Diego de los Baños, de reconocida fama por sus aguas medicinales y gracias al empleo de procedimientos de acupuntura, fangos medicinales, apiterapia y fármacos de origen natural, como parte de técnicas de la medicina tradicional.
Además de las clínicas internacionales, farmacias, ópticas y entidades especializadas en el mejoramiento de la calidad de vida establecidos en los principales destinos turísticos del país, Cuba pone a disposición de los visitantes una amplia infraestructura.
Más de 280 hospitales, cuatro centenares de policlínicas, 116 centros estomatológicos y unos mil 500 establecimientos diversos se integran en una extensa red lista para responder a los más complejos requerimientos de la salud humana.