El archipiélago cubano, pieza clave en la industria turística del Caribe, tiene a su favor las excelentes condiciones para la práctica de modalidades del ocio vinculadas con las aguas que rodean a la mayor de Las Antillas.

Decenas de sitios para el descanso en el litoral, clima tropical e inigualable riqueza histórica avalan el potencial para la recreación que encierra en su geografía el país caribeño.

Casi cinco mil 800 kilómetros de costas y de ellos unos 600 de excelentes playas constituyen un elemento a tomar en cuenta para los amantes del turismo en la isla.

La propia capital está también bajo la influencia de las playas, pues hacia el este se localiza el llamado Circuito Azul, con más de 15 kilómetros de franja costera y especial destaque para el sitio conocido como Santa María del Mar.

En el occidente cubano, el famoso balneario de Varadero -ubicado con sus 22 kilómetros de playas en la Península de Hicacos- está a la orden de los amantes de un mar con las más variadas tonalidades, y que baña además a una franja de finísimas arenas blancas.

Mientras, en la provincia de La Habana, Jibacoa capta la atención de los visitantes, gracias al peculiar diseño de un sitio de tranquilas aguas, flanqueadas por elevaciones de hasta 100 metros de altura paralelas a la costa.

Hay elementos singulares con sitios con arenas negras, como la llamativa Playa Bibijagua en la Isla de la Juventud, o de color pardo, en Marea del Portillo, en la oriental provincia de Granma.

Asimismo, hacia la zona central del país caribeño, la Península de Ancón ostenta el mérito de contar con las mejores playas de la Costa Sur cubana, con fondos marinos de escarpado relieve y con abundante presencia del coral negro.

También en Jardines del Rey, uno de los principales polos turísticos del país, 30 kilómetros de playas vírgenes esperan por los vacacionistas en los cayos Coco y Guillermo, este último con las dunas de arena más altas del Caribe, con 15 metros de elevación.

El oriente cubano no se queda atrás en ofertas de sol y mar, con el peso fundamental en Holguín, donde se encuentra Bariay, punto por donde desembarco allá por 1492 el almirante Cristóbal Colón, y acompañado de lugares conocidos en el mundo del ocio como Guardalavaca, Playa Esmeralda y Pesquero.

El acercamiento al entorno desde una opción de playa o ciudad añade valor al producto turístico, apoyado en el creciente interés de los visitantes en conocer la realidad de los campos cubanos y disfrutar de un medio casi virgen que llama sin cesar a la aventura.

Reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales, parques nacionales y áreas protegidas conforman una extensa red de ofertas, marcada por su riqueza, excelente conservación y características únicas que la distinguen en la región.

Asimismo, el buceo tiene a su disposición más de 70 mil kilómetros de la plataforma insular cubana, con una decena de centros especializados en la práctica del inmersionismo.