El archipiélago cubano, marcado por la diversidad de opciones turísticas de sol, playa, cultura, naturaleza e historia, muestra por doquier sitios únicos para el ocio que van más allá de los destinos tradicionales.
La propia capital cubana, balnearios de la talla de Santa Lucía y Varadero y localidades como Trinidad, Baracoa y Remedios se suman a la creciente presencia de los islotes cubanos en las propuestas de descanso y recreación.
En Pinar del Río, la más occidental de las provincias del país, tienen a Cayo Levisa con tres kilómetros de excelentes playas y 23 sitios dedicados a la práctica del buceo.
Mientras, en Cayo Largo del Sur reciben a los visitantes 24 kilómetros de playas, con blancas y finas arenas que evitan su calentamiento excesivo.
Apoyados en la belleza de los mares que rodean al islote, los turistas disponen de las facilidades necesarias para el buceo, a lo cual se añaden diversos programas de excursiones por los atractivos naturales de la zona.
Mientras, en el centro un camino sobre el mar – llamado pedraplén – de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace con los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.
Un sistema de canales se convierte en un verdadero laberinto acuático entre los cayos, a la vez que ofrece un enorme potencial para los programas de turismo de contemplación y la actividad náutica.
Además, en el oriente cubano resalta Cayo Saetía a la entrada de la Bahía de Nipe, considerado el mayor coto de caza del país y con amplia existencia de las más variadas especies.
Por su parte, el polo turístico de la provincia de Holguín reserva a los vacacionistas el increíble atractivo de Cayo Naranjo y la sorpresa de un acuario en medio del mar.
Situado en la bahía de igual nombre, el centro cuenta con acceso sólo a través de rápidas embarcaciones que trasladan a los visitantes desde la cercana costa, llamados por el deleite de contemplar las más diversas especies marinas e incluso disfrutar un refrescante baño con algunas de ellas.
Tres decenas de kilómetros de costas con cinco playas naturales, asentamientos arqueológicos, cuevas y cayos vírgenes se integran una oferta que muestra como complemento una barrera coralina de seis kilómetros de extensión, excelente para la práctica del buceo.
Entre los atractivos está además Jardines del Rey, donde se incluye Cayo Coco con la cuarta posición en extensión en el archipiélago cubano.
En la familia de los cayos en la zona, Guillermo es uno de los de menor tamaño, con apenas 18 kilómetros cuadrados, aunque abundantes en una flora que incluye además especies como la caoba, los almácigos y las sabinas.
La cercanía de una barrera coralina de 400 kilómetros, considerada por los expertos como la segunda en importancia a nivel mundial añade un toque de distinción a la oferta de Jardines del Rey.