La mayor de Las Antillas, plaza fuerte para el turismo en el Caribe, sustenta su potencial en las extraordinarias riquezas naturales, históricas y culturales que encierra en los límites del archipiélago.
Ofertas únicas de sol y playa, ecoturismo, buceo, actividades náuticas y excursiones se mezclan con una amplia agenda de eventos culturales y deportivos para conformar programas que despiertan el interés de los visitantes.
Como complemento figuran los aportes de la gastronomía cubana, los habanos y el inigualable ron, considerado por los expertos como un licor para las grandes ocasiones y un nacimiento vinculado a la introducción de la caña de azúcar en la isla.
Cabe destacar que la mencionada bebida tuvo su antecedente en el aguardiente elaborado a partir de la melaza de la producción de azúcar y utilizado inicialmente en los rituales de los esclavos negros que llegaron al país procedentes del llamado continente negro.
Para los expertos, el ron es el resultado de un conjunto de exclusivos factores, donde se conjugan el clima, la tierra de procedencia de la materia prima, el tiempo de añejamiento y el cuidado durante la elaboración.
Asimismo, cada destilería coloca el aporte de una marca específica en el mercado, con aromas, gusto y color peculiares, para crear así su propio círculo de adeptos.
La más conocida en el país caribeño es la familia del Havana Club, con denominaciones como el llamado Silver Dry, excelente para coctelería, así como las de tres (Carta Blanca), Cinco (Carta Oro) y Siete años (Añejo), entre otras calidades de la bebida. El clima de la isla, con predominio de las altas temperaturas buena parte del año, contribuye a la expansión de las más diversas fórmulas vinculadas a ese licor, para atenuar así el calor que recibe el cuerpo cuando se ingiere solo.
Los especialistas en la preparación de los cócteles, proceso devenido en un verdadero arte, cuentan con normativas no escritas y que sin embargo son imprescindibles cumplir para lograr el efecto deseado a la hora de degustar una sabrosa combinación.
Si se utiliza azúcar, recomiendan su disolución solo en agua, gaseosa o jugos de frutas -nunca en el licor-, y estos últimos deberán emplearse preferiblemente frescos, a fin de que el cóctel pueda absorber los aceites esenciales, además de que el mismo debe servirse apenas este listo.
Hasta la forma de mezclar -suavemente si se emplean licores claros- y de medir los ingredientes determina en la calidad del preparado, como una especie de alquimia cuyo destino final está en satisfacer el gusto de los clientes.
La fama de esa bebida llevo incluso a la creación del Museo del Ron Havana Club, que facilita a los visitantes un recorrido por todo el proceso de elaboración de ese producto que ostenta una bien ganada fama a escala internacional.