La mayor de Las Antillas, conocida en el mundo turístico por la diversidad de atractivos naturales, históricos, culturales y patrimoniales para el ocio, dispone en toda su geografía de sitios inigualables dedicados al descanso y la recreación.
Las tradicionales propuestas de sol y playa se suman con destinos reconocidos como la propia capital de la isla, además del famoso balneario de Varadero.
Pero también hacia la región oriental abundan los tesoros turísticos, en un escenario donde destaca la provincia de Holguín y sus famosas playas.
Entre esas últimas figura Guardalavaca, una perfecta combinación de arena fina y mar, marcada por las cercanías de las montañas y el verde de la vegetación.
Una franja de arena de 40 metros de ancho y poco más de mil 300 de largo encierra los más diversos atractivos para el descanso, con características similares a otras playas de esta provincia del oriente cubano, entre las que se mencionan Esmeralda, Pesquero y Don Lino.
A pocos pasos del mar comienza el dominio de la verde y exuberante vegetación, donde la campiña cubana impone su clase para ofrecer al turismo un espectáculo exclusivo que mezcla el azul del mar con lo tradicional.
Varios cayos dedicados al turismo, parques naturales y centros de opciones extrahoteleras completan la oferta para la industria del ocio en la provincia, muy visitada por miles de vacacionistas cada año.
Para los amantes del ecoturismo resaltan los atractivos singulares de las zonas cercanas a Sierra Cristal, donde se localizan exponentes únicos de la flora cubana como palmas, cocoteros, frutas tropicales, helechos y árboles de maderas preciosas.
Mientras, los practicantes del inmersionismo cuentan con la opción única del Tanque Azul de Caletones, una caverna inundada que tiene además la peculiaridad de encontrarse dentro de la ruta más importante de aves migratorias de la región.
En Holguín se localizan hasta 14 ciudades importantes, entre las cuales se destacan Banes -considerada la capital arqueológica de Cuba- y Gibara, esta última atractiva por el excelente estado de conservación de su arquitectura colonial ibérica.
Cabe destacar que también se encuentra Bariay, punto donde tocó tierra cubana el almirante Cristóbal Colón en su búsqueda de una nueva ruta a Las Indias.
Cayo Saetía complementa la oferta con un coto único de caza, verdadero rincón de animales protegidos, donde el viajero se tropieza a cada paso con venados, jabalíes, búfalos, avestruces, pavos reales y toros salvajes, entre otros exponentes de la fauna.
También los valles y cerros se combinan con una vegetación única y una fauna que muestra al ave nacional tocororo, acompañada de pájaros carpinteros, cotorras, cateyes, guacamayos, jutías congas e incluso caballos salvajes.
Bajo la tierra los visitantes tropiezan con extensos complejos cavernarios, como los farallones de Gran Tierra de Moa, ubicados entre los más grandes de la mayor de Las Antillas.