La industria cubana del ocio, convertida en elemento clave de la economía nacional gracias a los atractivos de la isla, apuesta por la expansión sostenida en un entorno donde se prioriza el carácter sostenible del turismo.
Tradicional destino de sol y playas, Cuba fomenta el desarrollo del sector apoyada por la belleza de sus costas, su exuberante naturaleza, la riqueza de su cultura y tradiciones.
Unido a ello, cobra cada vez más relevancia la conservación del entorno y la explotación de los diversos destinos turísticos sin comprometer el medio ambiente.
Ciudades con abundantes exponentes de la arquitectura colonial –en perfecto estado de conservación–, hoteles vinculados a la actividad de la plástica, sitios patrimoniales y un amplio calendario de celebraciones y festividades conforman la oferta para la industria turística del país.
La isla también encuentra en su geografía espacio para los amantes de la naturaleza, al sumar así valor agregado a un sector que muestra una tendencia a la expansión.
Las opciones habituales se mezclan con la oferta cada vez más demandada del entorno, favorecida por la existencia de numerosas reservas naturales, ecológicas, de la biosfera, áreas protegidas y parques nacionales.
La avifauna cubana es muy diversa, con más de 350 especies presentes en las islas y cayos que conforman el país, con destaque para las marinas y de regiones boscosas, marcadas además por un alto grado de endemismo.
Unido a ello, la ubicación del país lo convierte en una ruta obligada para las aves migratorias que viajan largas distancias, en busca de alimentos y refugio seguro desde América del Norte hacia el Sur y en su itinerario de regreso.
En ese escenario, las zonas del occidente y centro de la isla concentran un enorme potencial en la materia, donde la provincia de Pinar del Río encierra sitios como Las Terrazas, proyecto que combina el desarrollo sostenible y el turismo.
Otro de los sitios es el Valle de Viñales –Paisaje Cultural que figura como Patrimonio de la Humanidad– con grandes pilares de rocas de caprichosas formas nombrados mogotes.
El territorio de ese accidente geográfico cuenta con el interesante aporte de numerosos sistemas cavernarios, donde destacan las cuevas del Indio –atravesada por el Río San Vicente–, de José Miguel y el sistema de Santo Tomás, este último calificado entre los más extensos de América Latina, con más de 45 kilómetros de galerías.
Mientras, en Matanzas se encuentra la Ciénaga de Zapata, paraíso por excelencia para los amantes de la ecología y que otorga refugio al 30 por ciento de la fauna autóctona de la mayor de Las Antillas.
La naturaleza también apunta a las profundidades, pues más del 60 por ciento del territorio de Cuba está formado por rocas calcáreas, lo que unido a la gran influencia de los periodos glaciales y al clima ha proporcionado que en el territorio se hayan formado las mayores cavernas de la región.