El archipiélago cubano, situado estratégicamente en la región del Caribe, encierra en su geografía un amplio espectro de riquezas naturales ideales para el desarrollo del turismo.
La mayor de Las Antillas tiene a su favor la riqueza natural, cultural e histórica, acompañadas de decenas de kilómetros de excelentes playas, con aguas transparentes y arenas finas.
En ese sentido, el elemento surge con fuerza en más de cuatro mil cayos e islotes que integran el archipiélago cubano y que avalan el desarrollo de esa peculiar modalidad del ocio.
Los ecosistemas de montaña del país no escapan al dinámico crecimiento del sector, y ya muchas de las alternativas incluyen recorridos y estancias en esas áreas.
El potencial de esa actividad está en el relieve cubano, pues la nación cuenta con cuatro macizos montañosos que ocupan aproximadamente el 21 por ciento de la superficie total de la isla, además de acoger al 37 por ciento de las zonas boscosas.
Asimismo, áreas protegidas, reservas de la biosfera, humedales y regiones con flora y fauna endémicas – posibles de ser observadas en toda su magnitud – están al alcance de todos mediante senderos especializados, creados para quienes arriban a la isla con ese interés.
La naturaleza también apunta a las profundidades, pues más del 60 por ciento del territorio de Cuba está formado por rocas calcáreas, lo que unido a la gran influencia de los periodos glaciales y al clima ha proporcionado que en el territorio se hayan formado las mayores cavernas de la región.
La avifauna cubana es muy diversa, con más de 350 especies presentes en las islas y cayos que conforman el país, con destaque para las marinas y de regiones boscosas, marcadas además por un alto grado de endemismo.
Unido a ello, la ubicación geográfica del país cubano lo convierte en una ruta obligada para las aves migratorias que viajan largas distancias, en busca de alimentos y refugio seguro desde América del Norte hacia el Sur y en su itinerario de regreso.
Además, están las propuestas náuticas, para lo cual la isla dispone de más de 70 mil kilómetros de la plataforma insular cubana, con unos cinco mil kilómetros de costas, bañadas a su vez por el Océano Atlántico y el Mar Caribe.
Cerca de seis mil 500 variedades de peces, crustáceos, esponjas y moluscos, acompañados de hasta 850 kilómetros de barreras coralinas en perfecto estado, convierten a la nación en uno de los ecosistemas submarinos mejor conservados de la región.
Para los amantes de las actividades subacuáticas están listos 56 sitios de inmersión, varios de ellos con importantes colonias de corales, gorgonias y esponjas, además de la existencia de cuevas, pasadizos y túneles.
En materia de ecología, la diversidad es enorme y a manera de ejemplo está la zona central, donde las provincias de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus cuentan con un enorme potencial para la práctica del turismo de naturaleza.