El archipiélago cubano, conformado por más de cuatro mil cayos e islotes de naturaleza única, surge como plaza fuerte para el turismo en todas sus modalidades, tanto las tradicionales de sol y playa como aquellas vinculadas al entorno.
La fauna cubana cuenta con unas 16 mil 500 especies descritas, en un contexto donde algunos grupos zoológicos muestran un endemismo superior al 90 por ciento, mientras la flora autóctona registra más de seis mil 300 variedades, en un panorama multicolor y de las más diversas formas.
Reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales, parques nacionales y áreas protegidas conforman una extensa red de ofertas, marcada por su riqueza, excelente conservación y características únicas que la distinguen en la región.
Especial interés tiene en ese entorno la observación de aves, actividad que atrae a numerosos visitantes cada año a diversos destinos de la mayor de Las Antillas.
La avifauna cubana es muy diversa, con más de 350 especies presentes en las islas y cayos que conforman el país, con destaque para las marinas y de regiones boscosas, marcadas además por un alto grado de endemismo.
La ubicación geográfica del archipiélago cubano, llamado antaño la llave del golfo, lo convierte en una ruta obligada para las aves migratorias que viajan largas distancias, en busca de alimentos y refugio seguro desde América del Norte hacia el Sur y en su itinerario de regreso.
Gran cantidad y variedad de aves, en especial durante la época invernal, aprovechan los ríos, lagunas, presas y cayos que abundan por doquier en la mayor de Las Antillas.
A manera de ejemplo, en Guanahacabibes –la zona más occidental de la isla– se pueden apreciar dos centenares de variedades de aves, entre nativas y exóticas, en tanto las viajeras provienen en su mayoría de Norteamérica.
Las especies recorren largas distancias a través de la ruta del río Mississippi hasta llegar a ese gran corredor migratorio, uno de los mayores del área caribeña, donde evaden los rigores del invierno.
Guanahacabibes, declarado Reserva de la Biosfera, las acoge en bosques, manglares, en la flora de ciénaga y en la vegetación de costa, sitios que aprovechan para descansar y continuar la ruta de la emigración.
La nación caribeña cuenta además entre las aves con el singular pájaro mosca o zunzuncito, clasificado como la más pequeña del mundo y conocido por la posición horizontal que adopta al libar el néctar de las flores, con una longitud que apenas alcanza los 60 milímetros y localizado solo en los bosques aislados.
Otra de las especies características de Cuba, atractiva por sus vistosos colores, es la cotorra, presente en zonas como la Ciénaga de Zapata, la Isla de la Juventud y en el macizo montañoso de Guamuhaya, en el centro del país.
Con un origen que se remonta a miles de años, la peculiar ave tiene la virtud de imitar la voz humana y aprender algunas palabras, además de ser fácil de domesticar.
Colonias de flamencos rosados pueden verse en diversos puntos de la geografía cubana e incluso variedades como el ibis blanco, también llamado pájaro coco, contribuyen con su presencia al nombramiento de sitios como el popular y demandado Cayo Coco, en el polo turístico Jardines del Rey.
Vinculado con la identidad de la isla está el Tocororo, presente en todas las provincias y con su hábitat en bosques tupidos en las sierras calizas, y también considerado como el ave nacional debido a la semejanza de los colores de su cola con los de la bandera cubana (blanco, rojo y azul).