El archipiélago cubano, pleno de opciones para la recreación y el turismo, sustenta sus atractivos en una naturaleza envidiable, valores patrimoniales únicos y una cultura marcada por la diversidad.
Programas de sol y playa destacan como las tradicionales ofertas dirigidas a vacacionistas nacionales y foráneos, apoyados en las bondades del clima cubano.
En los propios mares que rodean al archipiélago cubano está otra de las propuestas en la mayor de Las Antillas, con aguas de agradable temperatura que favorecen las actividades de la náutica.
En ese sentido, el buceo tiene a su disposición más de 70 mil kilómetros de la plataforma insular cubana, con unos cinco mil kilómetros de costas, bañadas a su vez por el Océano Atlántico y el Mar Caribe.
Cerca de seis mil 500 variedades de peces, crustáceos, esponjas y moluscos, acompañados de numerosas especies de corales, convierten a la isla en uno de los ecosistemas submarinos mejor conservados de la región.
Tres decenas de centros especializados en buceo operan en todo el territorio del país caribeño, con facilidades para cursos de iniciación e inmersiones en barreras coralinas y cavernas, todo ello bajo los parámetros exigidos a nivel internacional en esa actividad.
Reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales, parques nacionales y áreas protegidas conforman una extensa red de ofertas, marcada por su riqueza, excelente conservación y características únicas que la distinguen en la región.
En el oriente, las mayores alturas del país en la Sierra Maestra marcan la riqueza del Parque Nacional de igual nombre, donde las historias, leyendas y las tradiciones más autóctonas están presentes junto a una naturaleza de espléndida belleza.
La naturaleza también apunta a las profundidades, pues más del 60 por ciento del territorio de Cuba está formado por rocas calcáreas, lo que unido a la gran influencia de los periodos glaciales y al clima ha proporcionado que en el territorio se hayan formado las mayores cavernas de la región.
La estrategia de expansión del turismo va incluso más allá de la llamada isla grande, al dirigir la mirada hacia los territorios que se integran en la Cayería Norte, con varios kilómetros de excelentes playas y un entorno prácticamente virgen.
Un camino sobre el mar – llamado pedraplén – de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace entre la mayor ínsula del archipiélago cubano y los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.
También se suma a las opciones cubanas de ocio una infraestructura orientada a la protección del potencial histórico y cultural, con una amplia red de museos que supera las 300 instalaciones.
Establecimientos dedicados al arte, ciencia y tecnología, etnografía, antropología e historia destacan entre las opciones vinculadas además a la preservación de los valores patrimoniales.