El archipiélago cubano, en la preferencia turística de miles de vacacionistas cada año, promueve la excelencia en la industria del ocio para elevar la calidad de los servicios dirigidos a quienes apuestan por la isla para el descanso.
Las señales de esa estrategia apuntan a un resultado favorable, pues ya apenas comenzado el segundo semestre el país alcanzo la cifra de dos millones de turistas, algo logrado por noveno año en forma consecutiva.
Las opciones de recreación tienen mucho que ver, con excelentes playas, de cálidas aguas y arenas finas, principal componente de las ofertas que Cuba pone a disposición de los vacacionistas.
En ese sentido, la agenda turística cubana muestra una combinación de modernidad y tradiciones en las diversas propuestas, apoyadas en los valores patrimoniales, históricos, culturales y naturales de la mayor de Las Antillas.
El elemento de la naturaleza acapara especial interés, presente en más de cuatro mil cayos e islotes donde se localizan numerosas reservas naturales, ecológicas, de la biosfera, áreas protegidas y parques nacionales.
La avifauna cubana es muy diversa, con más de 350 especies presentes en el país, con destaque para las marinas y de regiones boscosas, marcadas además por un alto grado de endemismo.
En materia de ecología, la diversidad es enorme y a manera de ejemplo está la zona central, donde las provincias de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus cuentan con un enorme potencial para la práctica del turismo de naturaleza.
Los ecosistemas de montaña del país caribeño no escapan al dinámico crecimiento del sector, y ya muchas de las ofertas incluyen recorridos y estancias en esas áreas.
El potencial de esa actividad está en el relieve cubano, pues la nación cuenta con cuatro macizos montañosos que ocupan aproximadamente el 21 por ciento de la superficie total de la isla, además de acoger al 37 por ciento de las zonas boscosas.
Cuba complementa además la belleza de sus costas y su exuberante naturaleza con la riqueza de su cultura y tradiciones, componente esencial del producto turístico de la isla.
Fusiones de razas y costumbres, en un proceso de varios siglos, dieron lugar a una cultura única que muestra rasgos africanos, aborígenes, chinos, franceses y por supuesto españoles, todo en una especie de mezcla inigualable y de enorme riqueza a la vez.
Ciudades con abundantes exponentes de la arquitectura colonial – en perfecto estado de conservación –, hoteles vinculados a la actividad de la plástica, sitios patrimoniales y un amplio calendario de celebraciones y festividades conforman la oferta para la industria turística del país.
El patrimonio histórico de la isla, acumulado durante siglos, también encuentra refugio seguro en una amplia red de museos que se extiende por todo el país para preservar el legado procedente de épocas pasadas.