El archipiélago cubano, destino turístico por excelencia en el Caribe, acapara un amplio espectro de opciones recreativas que van desde las tradicionales ofertas de sol y playa hasta los atractivos de los principales núcleos urbanos.
Precisamente, en esa última dirección destaca la capital cubana, principal destino para los miles de visitantes extranjeros que acuden cada año a la isla.
Las iniciativas para el ocio en la urbe contemplan alternativas que van desde los grandes hoteles operados por cadenas de primera línea hasta los pequeños establecimientos ubicados en el centro histórico habanero.
Precisamente esa zona, conocida también como La Habana Vieja y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, encierra buena parte de los museos, iglesias, centros culturales e inmuebles muy vinculados a la época de la colonia, con unas 33 mil edificaciones construidas en su mayoría durante los siglos XVIII y XIX.
Los hoteles de pequeño formato toman la experiencia de los albergues al estilo español y sirven de complemento perfecto a la industria del ocio en la isla, con un toque de intimidad y sencillez que los coloca rápidamente en la preferencia de los visitantes.
El surgimiento de este tipo de edificación, junto a los gigantes de la hotelería con centenares de habitaciones, apunta al rescate de una tradición de siglos anteriores, cuando eran precisamente los encargados de satisfacer las necesidades de alojamiento de las grandes ciudades.
Las facilidades de alojamiento se complementan con la gastronomía, desde los sitios más sencillos, diseñados al estilo más moderno de los establecimientos de comidas rápidas, hasta centros con una historia de varias decenas de años.
La relación de sitios más reconocidos incluye a la famosa Bodeguita del Medio, la cual consolidó en los últimos años su papel como la casa de comidas local abanderada por excelencia de la nueva era del turismo en el país.
La B del M – como también se le conoce – se encuentra a unos pasos de La Plaza de La Catedral, (Empedrado 207), un sitio sumamente visitado por turistas y entre sus ofertas más conocidas está el Mojito, trago a partir de ron cubano ligero, hierba buena, limón, hielo y azúcar.
Unido a ello, la alternativa de playa se concentra en el llamado Circuito Azul, con más de 15 kilómetros de franja costera donde destaca en especial el sitio conocido como Santa María del Mar.
Figuran asimismo áreas preferidas por los vacacionistas como Bacuranao, El Mégano, Boca Ciega y Guanabo, para conformar de esa forma un verdadero complemento al turismo urbano.
En su vecindad, Jibacoa capta la atención gracias al peculiar diseño de un sitio de tranquilas aguas, flanqueadas por elevaciones de hasta 100 metros de altura paralelas a la costa, con una agradable sensación de privacidad.