El archipiélago cubano, verdadero conjunto de islas que conforman una opción ideal para el ocio en el Caribe, tiene en su principal ínsula a uno de los destinos de mayor relevancia en material de riqueza natural, cultural e histórica.
Decenas de kilómetros de excelentes playas, con aguas transparentes y arenas finas, se combinan con una naturaleza exuberante y en perfecto estado de conservación para la práctica de opciones de ocio con un marcado carácter ecológico.
En ese escenario destaca la capital cubana, rica en tradiciones, muestras arquitectónicas, cultura y clima caribeño, complementada con instalaciones y obras vinculadas la actividad turística.
De esa forma, en el centro histórico se localizan numerosos museos, iglesias, centros culturales e inmuebles muy vinculados a la época de la colonia, con unas 33 mil edificaciones construidas en su mayoría durante los siglos XVIII y XIX.
Las opciones tradicionales de turismo se complementan con una infraestructura hotelera que aporta capacidades de alojamiento, gastronómicas y de actividades extrahoteleras.
Unido a los establecimientos de bien ganada fama como el Nacional de La Habana y los que operan bajo contrato de administración de cadenas extranjeras, destacan instalaciones situadas en destinos sujetos a programas de desarrollo.
En esa dirección destaca en Las Tunas la playa Covarrubias, donde se localiza la villa turística de igual nombre y que figura como un espacio para el ocio en un entorno donde esa actividad gana espacio de la mano de los centenares de visitantes que cada año apuestan por ese sitio.
También en el oriente cubano están las comodidades de alojamiento y recreación en la costa norte de Holguín, complementadas con las tradicionales propuestas que ofrece el famoso balneario de Varadero, en la occidental provincia de Matanzas.
En ese territorio se localiza Bariay, punto por donde desembarco allá por 1492 el almirante Cristóbal Colón, y acompañado de lugares conocidos en el mundo del ocio como Guardalavaca, Playa Esmeralda y Pesquero.
A lo anterior se suman las propuestas náuticas, entre ellas el inmersionismo, para lo cual la isla dispone de más de 70 mil kilómetros de la plataforma insular cubana, con unos cinco mil kilómetros de costas, bañadas a su vez por el Océano Atlántico y el Mar Caribe.
Asimismo, cerca de seis mil 500 variedades de peces, crustáceos, esponjas y moluscos, acompañados de hasta 850 kilómetros de barreras coralinas en perfecto estado, convierten a la nación en uno de los ecosistemas submarinos mejor conservados de la región.