La industria cubana del ocio, orientada a incrementar de forma sostenida el flujo de visitantes, apuesta por la diversidad de las ofertas para captar la atención de los turistas.
En esa dirección destacan destinos ricos en tradiciones, muestras arquitectónicas, cultura y clima caribeño, además de instalaciones estrechamente vinculadas al entorno.
Cabe destacar que el desarrollo del turismo en la mayor de Las Antillas durante los últimos años ha generado el surgimiento por doquier de hoteles, villas y hostales, entre las variedades más conocidas de alojamientos para los visitantes.
Asimismo, la existencia de miles de habitaciones se complementa con una amplia infraestructura de instalaciones de ocio, para espectáculos, prácticas deportivas, establecimientos comerciales y restaurantes, donde la gastronomía ocupa sin dudas un lugar especial.
Unido a las decenas de excelentes playas repartidas por la geografía nacional, la isla cuenta con la herencia arquitectónica aportada por la presencia española y bajo la influencia europea de años posteriores a la época de la colonia.
Ese elemento convierte a la capital cubana, ubicada entre las siete primeras villas fundadas por los españoles –en aquel entonces San Cristóbal de La Habana–, en pieza clave de numerosos programas turísticos, en especial el centro histórico de la ciudad.
La Habana, también llamada siglos atrás Ciudad Antemural de las Indias Occidentales y Llave del Nuevo Mundo, representa en la actualidad un singular museo viviente de los más diversos estilos constructivos, reflejo de las etapas de desarrollo por las cuales atravesó la histórica urbe.
Zonas de balnearios con blancas arenas y cálidas aguas constituyen una de las principales alternativas para miles de vacacionistas que acuden cada año a disfrutar de esas facilidades.
A manera de ejemplo, en el occidente cubano, el famoso destino de Varadero –ubicado con sus 22 kilómetros de playas en la Península de Hicacos– está a la orden de los amantes de un mar con las más variadas tonalidades, y que baña además a una franja de finísimas arenas blancas.
Reservas naturales, de la biosfera, paisajes naturales y áreas protegidas conforman una extensa red de ofertas, marcada por su riqueza, excelente conservación y características únicas que la distinguen en la región.
Los ecosistemas de montaña del país caribeño no escapan al dinámico crecimiento del sector, y ya muchas de las ofertas incluyen recorridos y estancias en esas áreas.
El potencial de esa actividad está en el relieve cubano, pues la nación cuenta con cuatro macizos montañosos que ocupan aproximadamente el 21 por ciento de la superficie total de la isla, además de acoger al 37 por ciento de las zonas boscosas.
Para el extremo más occidental, la provincia de Pinar del Río encierra opciones suficientes que van desde los programas de sol y playa hasta el senderismo y el disfrute de excelentes baños de aguas medicinales.
Con un entorno casi virgen, acompañado de numerosas especies de la flora y la fauna –muchas de ellas endémicas– el mencionado territorio complementa su oferta con una infraestructura hotelera capaz de responder a la demanda de los vacacionistas.