La temporada invernal en Cuba, considerada ideal para el turismo procedente del Viejo continente y Canadá, atrae a miles de visitantes cada año gracias al clima presente en la isla, más benigno respecto a las bajas temperaturas europeas y de Norteamérica. Por lo general, esa época coincide con la mayor afluencia de vacacionistas a los diversos destinos de ocio existentes en la mayor de Las Antillas.
Para ello, la isla se apoya en su envidiable posición geográfica y el amplio espectro de opciones recreativas que se sustentan en la riqueza natural, cultural e histórica de la isla.
Decenas de excelentes playas se encuentran distribuidas por todo el territorio nacional, con la particularidad de que las ciudades constituyen también elementos a tomar en cuenta por la industria del ocio.
En ese escenario destaca la capital cubana, rica en tradiciones, muestras arquitectónicas, cultura y clima caribeño, complementada con instalaciones y obras vinculadas la actividad turística.
También como una especie de centinela de la urbe está el Hotel Nacional de Cuba, propiedad del Grupo Gran Caribe e insignia de la hotelería cubana, que es también Monumento Nacional.
Hacia el centro de la isla destaca Cienfuegos, con dos decenas de bibliotecas, 11 museos, más de 30 salas de cine y cinco teatros que se suman a casas de cultura, galerías de arte y monumentos diversos para llevar las tradiciones a visitantes nacionales y extranjeros.
Unido a ello, en el occidente está la ciudad de Matanzas – capital de la provincia de igual nombre, conocida como la Atenas de Cuba e incluso llamado antaño la Venecia de América – por sus ríos, puentes y canales –, con una dinámica actividad comercial y cultural para la época.
La industria del ocio – con plazas fuertes en la capital y el balneario de Varadero – también mira hacia el oriente del país donde destaca una oferta que vincula a la naturaleza, las playas y las tradiciones.
En Camagüey, la opción de playa se concentra en el balneario de Santa Lucía, con una franja costera arenosa de 20 kilómetros, aguas cálidas y cristalinas, protegidas a su vez por una enorme barrera coralina.
Por su parte, Holguín muestra un entorno cargado de diversidad y bellezas naturales con cerca de 60 kilómetros de playas, grandes y pequeñas, que dirigen su mirada al Atlántico, muchas de ellas capaces de competir en belleza y claridad de sus aguas con las más famosas a nivel mundial.
También destacan provincias como Ciego de Ávila y Camagüey, las cuales tienen a su favor el dinámico desarrollo del polo turístico Jardines del Rey.
En la primera de ellas, la cayería norte acapara el interés de la industria del ocio, con más de 30 kilómetros de excelentes playas, opciones para el inmersionismo y ecosistemas tropicales en perfecto estado de conservación.
El mayor peso de la infraestructura turística se centra en Cayo Coco, unido a tierra firma por una vía de 17 kilómetros sobre el mar, en tanto Cayo Guillermo encierra las dunas más altas del Caribe (15 metros).