El archipiélago cubano, pleno de atractivos naturales para el turismo, complementa su oferta de ocio con elementos vinculados a las tradiciones, culturas e historia en el país.
De esa forma, los elementos de arquitectura y costumbres se combinan para aportar valor agregado a las tradicionales opciones recreativas vinculadas con destinos de sol y playa.
Para los especialistas, a esa situación contribuyó la posición geográfica privilegiada de la isla, en el centro del Caribe y de las rutas marítimas más importantes que llevó a la necesidad de desarrollar una amplia red de obras defensivas.
Todo ello determinó la orden real de construir un sistema de fortificaciones capaz de proteger los bienes de la corona y disuadir a los agresores de intentar apoderarse por la fuerza de la isla, en especial su capital.
En ese entorno destaca precisamente el Fuerte de Santa Dorotea de la Luna de la Chorrera, más conocido en la actualidad como Torreón de La Chorrera y que fuera fundado en 1646.
Mientras, hacia el oriente de la isla, en la ciudad de Santiago de Cuba, primera capital de Cuba desde 1515 hasta 1607, se edificó el Castillo de San Pedro de la Roca – conocido también como el Morro de Santiago de Cuba – llamado a integrar un sistema defensivo de mínimo impacto debido a una demora de varias decenas de años en su terminación.
En el occidente, en la central provincia de Matanzas destaca el Castillo de San Severino, la obra arquitectónica de más antigüedad en el territorio y que fue sede de la comandancia principal del sistema defensivo de la ciudad.
Unido a ello, elementos de historia y cultura llegan al turismo en los principales núcleos urbanos, donde destaca la propia capital, principal destino de ocio en el país y con un centro histórico pleno de atractivos.
Museos, iglesias, centros culturales e inmuebles muy vinculados a la época de la colonia se localizan en la urbe, con unas 33 mil edificaciones construidas en su mayoría durante los siglos XVIII y XIX.
También a las habituales ofertas se suman en los últimos tiempos aquellas modalidades que se vinculan con el entorno, con programas que constituyen verdaderas aventuras para aquellos que apuestan por la isla.
Los ecosistemas de montaña del país caribeño no escapan al dinámico crecimiento del sector, y ya muchas de las ofertas incluyen recorridos y estancias en esas áreas.
Hacia la zona central del país caribeño, la Península de Ancón ostenta el mérito de contar con las mejores entre las playas cubanas de la Costa Sur, con fondos marinos de escarpado relieve y abundante presencia del coral negro.
Mientras, en Villa Clara, cayo Santa María acoge en apenas 13 kilómetros de extensión amplias extensiones de arena y mar prácticamente vírgenes, listas para el deleite de los clientes más exigentes.