El sector turístico cubano, pleno de atractivos gracias a la riqueza de su naturaleza, valores patrimoniales, historia, tradiciones y cultura, suma nuevas opciones para aportar así valor agregado a la industria del ocio.
Propuestas gastronómicas, eventos de de cine, literatura y artes plásticas se combinan con competencias deportivas de primera línea para generar alternativas adicionales, en una mezcla donde cobra fuerza el golf como nuevo componente.
El principal balneario cubano, en el occidente de la isla, cuenta con el Varadero Golf Club, con el sello característico que le otorga un entorno donde predominan el aire puro, la vegetación y la quietud, elementos indispensables en la práctica de esa disciplina.
La instalación se levanta en las Peñas de San Bernardino, donde antaño el millonario Irenne Du Pont de Nemours instaló un campo de nueve hoyos para su disfrute privado en un área exclusiva de 180 hectáreas, a escasos metros de la línea costera en una de las mejores playas del orbe.
El centro fue diseñado por el arquitecto Les Furber, presidente de la compañía canadiense Golf Design Services, en una combinación de estilos, entre ellos el clásico, con calles anchas delimitadas por árboles, greens anchos y poco protegidos.
Se observa además el llamado "target golf", con calles estrechas y greens muy protegidos, rodeados de trampas de arena y lagos interiores de agua salada, estos últimos en comunicación directa con el mar, una característica poco vista en el mundo.
A ese entorno se incorporara el proyecto concertado entre la isla y la compañía británica Esencia Group, dirigido a incorporar un segundo campo a Varadero, con una inversión cercana a los 350 millones de dólares.
El conjunto comprende también una comunidad de 650 villas y apartamentos, hotel y club de campo con canchas de tenis y opciones de turismo náutico.
Los planes a mediano y largo plazos prevén unos 16 campos de golf en toda la geografía nacional, con un costo estimado en mil 500 millones de dólares.
Con ello, la mayor de las Antillas se alista con vistas a rivalizar con importantes destinos turísticos del Caribe que ya cuentan con numerosas estructuras dedicadas a la práctica del golf.
Para el desarrollo de ese deporte, la isla deberá competir con enclaves como Cancún y la Riviera Maya, ambos en México, y la República Dominicana, que suman medio centenar de campos calificados.
Asimismo, la isla incorpora atractivos adicionales que sirven de incentivo al creciente flujo de visitantes que acude a los diversos destinos de descanso.
El surgimiento de nuevas instalaciones consolidara la posición de Cuba en el selecto grupo de países que dispone de este servicio como parte de la infraestructura de la industria del ocio, y abre además las puertas para la inclusión de la isla en los circuitos del Caribe.