La mayor de Las Antillas, conformada por decenas de islas y cayos de las más diversas peculiaridades y dimensiones, cuenta una agenda para el turismo plena de opciones que se apoya en la riqueza natural, histórica, cultural y patrimonial del país.
Los islotes, muchos de ellos de escaso contacto con el hombre, muestran en todo su esplendor playas vírgenes de transparentes aguas y arenas blancas, unido a un entorno en perfecto estado de conservación.
En el occidente cubano destaca Cayo Levisa, en la costa norte de la provincia de Pinar del Río y al cual se accede por mar desde el embarcadero de Palma Rubia, en una travesía que se extiende por unos 30 minutos.
Mientras, en el oriente cubano – en especial el polo turístico de Holguín – se localiza Cayo Saetía a la entrada de la Bahía de Nipe, considerado el mayor coto de caza del país y con amplia existencia de las más variadas especies.
En sus 42 kilómetros cuadrados de extensión, el islote muestra más de la mitad del territorio poblada de bosques, lo cual sirve a su vez de abrigo a una fauna diversa, con venados de cola blanca, cebras y antílopes.
Asimismo, en el norte de la provincia cubana de Ciego de Ávila se localiza el que es considerado como uno de los destinos de más dinámico crecimiento en el sector turístico del país y que responde al nombre colonial de Jardines del Rey.
El principal de sus islotes, Cayo Coco, ocupa la cuarta posición en extensión en el archipiélago cubano, con un área de 370 kilómetros cuadrados y el atractivo adicional que ofrecen 22 kilómetros de excelentes playas, complementadas con una vegetación de manglares y cocoteros.
En su extremo se localiza el parque natural temático El Bagá, donde los visitantes tienen acceso a senderos a pie o a caballo para apreciar una vegetación única y la observación de la fauna del lugar.
La estrategia de expansión del turismo va más allá de la llamada isla grande, al dirigir la mirada hacia los territorios que se integran en la Cayería Norte, con varios kilómetros de excelentes playas y un entorno prácticamente virgen.
Un camino sobre el mar – llamado pedraplén – de 48 kilómetros de extensión sirve de enlace entre la mayor ínsula del archipiélago cubano y los cayos Santa María, Las Brujas, Ensenachos, Cobos, Majá, Fragoso, Francés, Las Picúas y Español de Adentro, entre otros.
Unido a ello, la segunda barrera coralina más extensa del planeta, ubicada a lo largo de unos 400 kilómetros paralela a los cayos Sabinal, Guajaba, Romano y Cruz, se acerca las costas en la zona de Santa Lucía, con un mundo fascinante donde conviven hasta 200 especies de esponjas, 500 de peces y hasta los restos de 27 navíos hundidos.
Además, está Cayo Largo del Sur, uno de esos peculiares sitios dedicados en exclusiva al ocio, con 24 kilómetros de excelentes playas, blancas y finas arenas, lo cual evita su calentamiento excesivo.
Para los vacacionistas están dispuestas las playas Sirena, con poco más de dos kilómetros de extensión, Lindamar – curva como una concha –, Paraíso y Los Cocos, esta última llamada así por la existencia de árboles de ese fruto.