La mayor de Las Antillas, convertida en escenario perfecto para el ocio, apuesta por la variedad de las ofertas turísticas con el propósito de consolidar posiciones en la preferencia de los vacacionistas.
Tradicionales propuestas de sol y playa, sustentadas en decenas de kilómetros de costas con blancas arenas, aguas cálidas y tranquilas, se combinan con la riqueza natural, histórica y cultural que encierra el archipiélago cubano.
La mayor de Las Antillas dispone además a su favor de la herencia arquitectónica aportada por la presencia española y bajo la influencia europea de años posteriores a la época de la colonia.
Precisamente ese escenario convierte a la capital cubana, ubicada entre las siete primeras villas fundadas por los españoles – en aquel entonces San Cristóbal de La Habana –, en pieza clave de numerosos programas turísticos, en especial el centro histórico de la ciudad.
Esa zona de la urbe, conocida también como La Habana Vieja y con un área de 4,5 kilómetros cuadrados, acoge exponentes de la arquitectura colonial, costumbres y tradiciones de casi cinco siglos.
Asimismo, sitios como Varadero (en la occidental provincia de Matanzas), Holguín, Trinidad y Santiago de Cuba, cobran fuerza gracias al desarrollo de la infraestructura y el diseño de nuevas propuestas recreativas.
A lo anterior se suman las oportunidades localizadas en los numerosos islotes del archipiélago cubano, entre ellos Cayo Largo del Sur.
El mencionado sitio es precisamente uno de esos peculiares sitios dedicados en exclusiva al ocio, con 24 kilómetros de excelentes playas, blancas y finas arenas, lo cual evita su calentamiento excesivo.
En ese escenario se añade una naturaleza única, caracterizada por el elevado nivel de endemismo, la cual combina con programas de turismo cultural, histórico y de salud.
La actividad del ocio se combina con la calidad de vida de los visitantes, a lo cual se destinan numerosas instalaciones de salud existentes en el país, hoteles especializados en diversos tratamientos y balnearios de aguas medicinales para diversas aplicaciones.
Unido a ello, el inmersionismo tiene a su disposición más de 70 mil kilómetros de la plataforma insular cubana, con unos cinco mil kilómetros de costas, bañadas a su vez por el Océano Atlántico y el Mar Caribe.
Además, en Matanzas está el parque marino Cayo Piedras del Norte, mientras en la zona sur de ese territorio se localiza también la Reserva de la Biosfera Ciénaga de Zapata, plaza fuerte del turismo de naturaleza e ideal para la práctica del espeleobuceo.
A su vez, en la zona central las provincias de Villa Clara, Cienfuegos y Sancti Spíritus cuentan con un enorme potencial para la práctica del turismo de naturaleza, unido a decenas de kilómetros de excelentes playas.
En esa modalidad se destaca en Villa Clara el lago Hanabanilla, único con características intramontanas del país y alimentado por tres afluentes (ríos Negro, Hanabanilla y Guanayara), plaza ideal para los amantes de la naturaleza.