La industria cubana del ocio, elemento clave de la economía nacional, apuesta por una gestión más eficiente para garantizar la atención a los miles de visitantes que acuden cada año a la mayor de Las Antillas.
En la isla el sector turístico estatal cubano tiene ahora como complemento a la actividad privada, con cerca de cuatro mil 280 habitaciones dedicadas al servicio de arrendamiento y más de 700 casas destinadas por completo al alojamiento de turistas.
Los servicios incluyen asimismo las ofertas de más de mil 700 restaurantes, a lo cual se añade la posibilidad para que las agencias de turismo concierten contratos directos con estas entidades.
Las tradicionales ofertas de sol y playa en Cuba se sustentan en más de 70 mil kilómetros de plataforma insular cubana y unos cinco mil kilómetros de costas, bañadas a su vez por el Océano Atlántico y el Mar Caribe.
También, tres decenas de centros especializados en buceo operan en todo el territorio del país caribeño, con facilidades para cursos de iniciación e inmersiones en barreras coralinas y cavernas, todo ello bajo los parámetros exigidos a nivel internacional en esa actividad.
Unido a ello, se añaden los valores agregados aportados por la naturaleza, el patrimonio histórico y la cultura.
Los ecosistemas de montaña del país no escapan al dinámico crecimiento del sector, y ya muchas de las alternativas incluyen recorridos y estancias en esas áreas.
Asimismo, áreas protegidas, reservas de la biosfera, humedales y regiones con flora y fauna endémicas – posibles de ser observadas en toda su magnitud – están al alcance de todos mediante senderos especializados, creados para quienes arriban a la isla con ese interés.
Destinos como la capital cubana, rica en tradiciones, muestras arquitectónicas y cultura, figuran entre los preferidos por los visitantes gracias a la existencia de una amplia variedad de hoteles junto a las costas.
La existencia de miles de habitaciones se complementa con una amplia infraestructura de centros de ocio, para espectáculos, prácticas deportivas, establecimientos comerciales y restaurantes, donde la gastronomía ocupa sin dudas un lugar especial.
Más allá de la expansión de las capacidades existentes, la estrategia apunta a garantizar mayor eficiencia en la respuesta a los requerimientos de los vacacionistas.
Cuba complementa además la belleza de sus costas y su exuberante naturaleza con la riqueza de su cultura y tradiciones, componente esencial del producto turístico de la isla.
Ciudades con abundantes exponentes de la arquitectura colonial – en perfecto estado de conservación –, hoteles vinculados a la actividad de la plástica, sitios patrimoniales y un amplio calendario de celebraciones y festividades conforman la oferta para la industria turística del país.