La capital cubana, principal destino turístico de la mayor de Las Antillas, consolida posiciones en la dinámica actividad del ocio gracias a la diversidad de opciones que presenta para los miles de visitantes que acuden cada año.
En la estrategia de desarrollo destaca la recuperación de instalaciones emblemáticas para enriquecer las opciones de alojamiento y recreación.
En esa dirección destaca la reapertura del Hotel Capri en el barrio del Vedado, sometido a un amplio programa de modernización que mejoró sus facilidades.
Esta famosa instalación hotelera de 19 pisos, y 250 habitaciones, y el casino (hoy el Salón Rojo) fue diseñado por el arquitecto cubano José Cánaves en el 1956.
El Capri tiene en su vecindad al Hotel Nacional de Cuba, considerado como pieza clave en la elite de la hotelería cubana y declarado en 1982 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El Nacional clasifica además entre los 10 Hoteles Palacio del planeta y de los años 30 a los 50 fue la única instalación con categoría de cinco estrellas en la región del Caribe.
Ubicado en el saliente costero de Punta Brava, en la loma de Taganana -casi al extremo de la caleta de San Lázaro- ocupa el sitio donde en el siglo XVIII estaba la Batería de Santa Clara, parte del sistema defensivo de la capital cubana y de la cual aún se conservan vestigios.
En sus 457 habitaciones -15 de ellas suites y una presidencial- dejaron sus huellas recogidas en la memoria fotográfica de la Galería del Golfo figuras del arte mexicano como Mario Moreno (Cantinflas), Pedro Vargas, Tin Tan y María Félix.
Además, el centro histórico de La Habana atesora en las calles diversos exponentes de la época colonial convertidos ahora en atractivos para los vacacionistas.
Instalaciones culturales e históricas, comercios y hospedajes destinados al turismo conforman una oferta difícil de olvidar para aquellos que escogen a la capital como destino de su estancia en la mayor de Las Antillas.
En ese escenario destacan en especial propuestas únicas, como es el caso del hotel Conde de Villanueva, bajo gestión de la compañía Habaguanex S.A., y dedicado al culto del Habano, uno de los productos cubanos con más fama e historia en el panorama internacional.
Mientras, en el Hotel del Tejadillo 17 de sus 32 habitaciones (de ellas dos suites) cuentan con cocina propia, lo cual permite a los huéspedes interesados elaborar sus propios alimentos.
Otro de los sitios de características inigualables es el de Los Frailes, diseñado al estilo de un monasterio medieval y con el atractivo de 22 habitaciones climatizadas (de ellas cuatro con la categoría de minisuites), y un pequeño bar-cafetería que recuerda a un mesón de la época.
También se suma el Hotel Telégrafo, inaugurado en 1885 y convertido desde finales del siglo XIX en singular atractivo para los visitantes al ubicarse entre los más prestigiosos establecimientos de la época y en uno de los 11 mejores hoteles de América Latina.