La oriental ciudad de Santiago de Cuba, capital de la provincia de igual nombre, se erige en plaza fuerte para el turismo en la región, apoyada en la importancia de sus valores patrimoniales, historia y cultura.
Fundada en 1514 por el Adelantado Diego Velázquez, sirvió de capital de la isla hasta 1607, en una etapa durante la cual sufrió innumerables desastres, desde un terremoto que la asoló en 1675 hasta la acción depredadora de corsarios y piratas.
La existencia de instalaciones relevantes para el ocio se combina con la gestión de la empresa Compay Tiago, perteneciente a la Oficina del Conservador de la Ciudad.
Bajo la marca Girasol, el hostal Bayamo surgió en el centro histórico de la urbe, recreado con elementos de los siglos coloniales como rejas, vitrales y macetas con plantas ornamentales, en tanto el mobiliario de habitaciones y baños también se corresponde con los ambientes de esa época.
Seis instalaciones similares se suman integrados en la denominación de Hostales Clásicos e identificados por su decorado interior, con cuadros de reconocidos artistas de la plástica, oriundos de la urbe oriental.
Además, la estrategia apunta a posicionarse en áreas de elevada significación y valor patrimonial como son el Centro histórico de la ciudad, el paisaje cultural de El Cobre, la zona de la Gran Piedra, el área cafetalera del sur oriental, el Castillo de San Pedro de la Roca y todo su sistema de fortalezas.
Hacia el centro de la urbe, con una extraordinaria variedad de museos, se localiza la antigua Plaza de Armas, corazón de la ciudad y conocida como el parque Céspedes en homenaje al también llamado Padre de la Patria cubana, Carlos Manuel de Céspedes.
En sus alrededores los visitantes tropiezan con innumerables muestras del arte arquitectónico colonial, con obras como la Catedral de Nuestra Señora de Asunción, erigida en el siglo XVI y que guarda en sus salas museables una pintura en tablilla, a la cual muchos expertos señalan como la más antigua de Cuba.
Mientras, en las cercanías del corazón santiaguero se encuentra la casa más antigua del archipiélago, la de Diego Velázquez, la cual fue además Casa de Contratación y Fundición de la Corona, levantada en bloques de piedra de cantería y que aun muestra algunos de sus elementos originales como los techos de alfarjes y celosías moriscas.
Los recuerdos de la arquitectura colonial también flanquean a la calle Heredia, sede de numerosas actividades culturales que llevan al visitante a conocer a los mejores exponentes del son, el bolero y una trova única en su tipo.
Entre las instituciones y museos se destaca el centenario Bacardí, líder en antigüedad en la isla, con una colección de armas que recuerdan las luchas independentistas en el país, artículos de los aborígenes cubanos e incluso momias incas y egipcias.
En los alrededores de la ciudad, la Gran Piedra -registrada como la mayor del mundo en el libro de records Guinness- se erige majestuosa e imponente, con sus cerca de 70 mil toneladas ubicadas a unos mil 220 metros sobre el nivel del mar.