El Valle de Viñales, incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, aporta al occidente cubano un atractivo único para el turismo de naturaleza, modalidad que gana terreno en la geografía de la mayor de Las Antillas.
Con 132 kilómetros cuadrados de extensión, es además el exponente más destacado de los valles cársicos de la mayor de Las Antillas, rodeado de esas singulares elevaciones de cimas redondeadas y formas atípicas llamadas mogotes.
Precisamente en una de esas formaciones peculiares que dominan con su altura el Valle de Viñales, conocida con el nombre de Dos Hermanas, los visitantes tropiezan con uno de los mayores murales de la prehistoria a cielo abierto del orbe.
Con 120 metros de alto y 180 de ancho en la ladera de la mencionada elevación, el Mural de la Prehistoria constituye una representación singular de la evolución biológica de la Sierra de los Órganos, todo ello en la occidental provincia de Pinar del Río.
La flora del lugar está muy vinculada, a decir de los especialistas, con su antigüedad, al contar con 17 variedades endémicas imposibles de encontrar en otras partes del planeta, entre ellas la palma corcho, considerada como un fósil vegetal que data del Jurásico.
Asimismo, el territorio del valle cuenta con el interesante aporte de numerosos sistemas cavernarios, donde destacan las cuevas del Indio -atravesada por el Río San Vicente-, de José Miguel y el sistema de Santo Tomás, este último calificado entre los más extensos de América Latina, con más de 45 kilómetros de galerías.
El poblado de Viñales, localizado en el corazón del valle, se presenta como un tradicional sitio de asentamiento de agricultores, con su calle principal flanqueada por galerías de columnas y casas de tejas rojas.
Los vacacionistas que optan por el atractivo adicional de hospedarse en el poblado tienen una interesante opción en las facilidades de alojamientos privados.
Según estimados de fuentes especializadas, en el pueblo cerca del 80 por ciento de los domicilios cuentan con oferta de hospedaje para los visitantes, una alternativa de gran aceptación.
Además de ser más económica, aporta la posibilidad adicional de compartir con los habitantes del lugar y accede a la diversidad de propuestas de la gastronomía nacional.
Como complemento al hospedaje, se suman programas de excursiones con guías privados a sitios de interés natural, plantaciones de tabaco y playas, incluso con transporte en autos clásicos.
El desarrollo socio-histórico de la región contiene elementos y sitios característicos de la cultura del pueblo cubano -con antecedentes aborígenes, esclavos y campesinos-, todo ello moldeado en las características únicas de ese paisaje natural.