La capital cubana, pieza clave en la actividad turística del país, sustenta sus atractivos en ofertas tradicionales que se combinan con opciones únicas de la gastronomía, aportadas por establecimientos emblemáticos en la isla y de reconocida fama mundial.
En ese entorno destaca el Restaurante-Bar Floridita, cuando apenas restan tres años para que alcance la envidiable edad de dos siglos al servicio de nacionales y visitantes foráneos.
Inaugurado en 1817 en el centro histórico de la capital, ostentó el nombre inicial de La Piña de Plata, para transitar posteriormente al de La Florida y más cercano a nuestros días el actual que es conocido en el mundo entero.
Es de destacar que 1953 la Revista Esquire lo reconoció como uno de los siete bares más famosos del mundo y en 1992 se le concede el Premio Best of the Best Five Star Diamond Award de la Academia Norteamericana de Ciencias Gastronómicas como el Rey del Daiquirí y Restaurante especializado en pescados y mariscos más representativo.
Excelentes platos elaborados por maestros de la culinaria avalan su condición de cocina de autor, con un sello único que solo se podrá encontrar entre paredes que se conservan a pesar del paso del tiempo.
Su fama también llegó de la mano del destacado novelista Ernest Hemingway, quien contribuyó de manera especial a que en épocas pasadas ese fuera sitio de encuentro de intelectuales y grandes celebridades del arte y el deporte.
El Floridita es uno de los lugares de peregrinaje obligados para los numerosos admiradores de Hemingway, junto con Finca Vigía, su casa a las afueras de La Habana donde escribió "El viejo y el mar".
Cuando estaba en La Habana, el novelista iba con frecuencia al Floridita a tomar su coctel favorito, el daiquiri (a base de ron, limón, marrasquino y azúcar) y el mojito a la Bodeguita del Medio
Los especialistas recuerdan que en el bar aún se encuentra la misma barra de caoba de 10 metros de largo y también la estatua de Hemingway para perpetuar su eterna presencia en ese lugar.
La expansión de la industria del turismo en Cuba, sustentada en la diversidad de atractivos (naturales, históricos y culturales), encuentra un complemento ideal en el amplio espectro de opciones que ofrece la gastronomía en la isla.
Desde los sitios más sencillos, diseñados al estilo más moderno de los establecimientos de comidas rápidas, hasta centros con una historia de varias decenas de años, las alternativas están al alcance de todos.
El propio desarrollo de más de cinco siglos de la sociedad cubana está reflejado en las innumerables opciones culinarias que representan aquellos elementos incorporados a las tradiciones propias del país.
En esa coyuntura, la influencia del Floridita se extiende más allá de las fronteras cubanas al convertirse en una marca internacional con franquicias en Reino Unido y Viena (Austria).