El archipiélago cubano, destino turístico por excelencia en el Caribe, sustenta sus aspiraciones en la riqueza natural, cultural e histórica que encierra su geografía, bañada por cálidas aguas que añaden el complemento de la alternativa náutica.
Además de las conocidas propuestas de sol y playa, la isla apunta al rescate del turismo de cruceros, tomando en cuenta la abundancia de cayos y puertos que facilitan el acceso de las embarcaciones.
Unido a ello se añade el hecho de la ubicación del país en el paso de las principales rutas de navegación del área (Estrecho de Yucatán, Canal Viejo de Bahamas, Paso de los Vientos), todo lo cual favorece la expansión de esa modalidad de ocio.
Según fuentes del sector, la empresa española Sol Meliá abrió esa modalidad en Cuba, ya que desde 1996 el buque "Meliá-Don Juan", con capacidad para 840 pasajeros, navegó desde Cienfuegos en la costa sur del centro de la isla, en un programa que ceso a finales de 1997.
Mientras, el buque Adriana, operado por una empresa rusa y con capacidad para 300 pasajeros, navegó alrededor de la isla al menos cuatro veces en el 2011.
En ese sentido, el país tiene una capacidad portuaria destinada a recibir en sus cuatro terminales habilitadas para cruceros a un millón de pasajeros y 600 barcos al año.
Las acciones más recientes muestran una recuperación de la actividad, pues los puertos del centro y sur de Cuba acogieron 34 escalas en la temporada alta de turismo, la de mayor arribo de cruceros desde que en 1996 comenzara esa modalidad.
Ocho buques de recreo realizaron el trasiego de turistas a los puertos de Casilda, en Sancti Spíritus, y al de Cienfuegos, en la provincia de igual nombre, con casos como el Louis Cristal con 15 incursiones.
El buque mencionado fue fletado por la empresa Cuba Cruise, con base en Calgary, Canadá, con el fin de recoger a pasajeros en La Habana o Montego Bay, en Jamaica, para circunnavegar la isla en viajes de siete días de duración.
La embarcación, que tiene capacidad para mil 200 pasajeros, incluyo escalas en Holguín, Santiago de Cuba, Cienfuegos y Punta Francés, en la Isla de la Juventud.
Además del viaje, ofreció a los pasajeros recorridos por las playas, los clubes nocturnos y las fortalezas y arquitectura de la era colonial.
Todo ello se combina con el auge de la náutica que prevé ampliar la pesca deportiva, el buceo y el kitesurf, unido la variante de vida a bordo en determinadas zonas del país.
Para esta variante recreativa, la isla dispone de una decena de marinas que se extienden a lo largo del archipiélago, con más de 320 embarcaciones para fomentar esa modalidad.
De esas instalaciones, nueve tienen condiciones para el despacho de embarcaciones foráneas y de ellas seis se localizan en la costa norte, entre ellas Gaviota Los Morros, Hemingway, Gaviota Varadero, Dársena Varadero, Cayo Guillermo y Gaviota Puerto Vita.