La temporada de verano en la Mayor de Las Antillas, marcada por un clima tropical que se complementa con las aguas cálidas en torno al archipiélago, se erige en la época preferida para los amantes de las opciones de sol y playa.
La llegada de esa etapa sirve de incentivo a la masiva afluencia de vacacionistas, nacionales y foráneos, hacia las diversas zonas ideales para enfrentar las elevadas temperaturas de la época.
Unos cinco mil 800 kilómetros de costas y de ellos 600 de excelentes playas constituyen un elemento a tomar en cuenta para los amantes del turismo.
Como elemento particular, esa época del año es precisamente la preferida por los cubanos para el descanso, en coincidencia con las vacaciones escolares y laborales en muchas partes del país.
A lo anterior se suman festividades de la más variada índole para complementar una oferta capaz de responder a todos los gustos.
Unido a ello, está el elemento que aporta el creciente turismo interno a la dinámica del sector, de ahí que muchas cadenas hoteleras, agencias y turoperadores alistan propuestas únicas dirigidas a los vacacionistas cubanos.
Conciertos en las principales plazas del país, actividades recreativas en playas y centros turísticos y festivales deportivos figuran entre las principales opciones de la etapa veraniega.
La apertura del período estival, que tiene como centro de atención a los niños, adolescentes y jóvenes, encuentra también espacio en las instalaciones dedicadas al turismo de naturaleza, gestionadas por el grupo empresarial Campismo Popular.
También la propia capital está bajo la influencia de las playas, pues hacia el este se localiza el llamado Circuito Azul, con más de 15 kilómetros de franja costera y especial destaque para el sitio conocido como Santa María del Mar.
Mientras, el buceo tiene a su disposición más de 70 mil kilómetros de la plataforma insular cubana, con centros especializados en la práctica del inmersionismo.
Tres decenas de centros especializados en buceo operan en todo el territorio del país caribeño, con facilidades para cursos de iniciación e inmersiones en barreras coralinas y cavernas, todo ello bajo los parámetros exigidos a nivel internacional en esa actividad.
Esta actividad cuenta además a su favor una temperatura promedio del agua superior a los 24 grados, unido a una visibilidad horizontal que en muchas ocasiones se coloca por encima de los 30 metros.
También muchos visitantes aprovechan la época para refugiarse en el frescor que brindan los numerosos centros dedicados al culto de la gastronomía cubana e internacional, donde a disposición de los clientes están las ofertas más relevantes de la historia culinaria del país caribeño.